Lazarillo
Han tenido que transcurrir 86 años desde su asesinato, de los cuales 44 corresponden al vigente Estado democrático, para que la ciudad de Ponferrada homenajeara a la joven Jerónima Blanco y a su hijo de tres años, Fernando Cabo, asesinados por los falangistas el 23 de agosto de 1936 en un enclave cercano al barrio de Flores del Sil en la citada capital berciana, lugar en el que fueron exhumados sus restos mortales hace 12 años. Tan brutal asesinato se cometió, en una ciudad en la que no hubo un enfrentamiento militar entre las tropas republicanas y los militares golpistas, porque los segundos fueron incapaces de dar con el paradero del padre del niño, el sindicalista Isaac Cabo. Al pequeño Fernando lo asesinaron en un macabro juego de tiro al plato y a Jerónima la fusilaron estando embarazada de seis meses. Los cuerpos de ambos fueron abandonados y estuvieron tres días a la intemperie hasta que un hombre logró superar el miedo y los enterró. Además también se ha rendido homenaje al último alcalde republicano, Francisco Puente Falagán, y se ha instalado una estatua del escultor Amancio González en recuerdo de los represaliados en el patio de la higuera del Museo del Bierzo. Entre las próximas actuaciones previstas, destacan las excavaciones en el antiguo cementerio del Carmen o la colocación de una nueva estatua de Amancio González en el alto de Montearenas.
DdA, XVIII/5.255
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