Vicente Bernaldo de Quirós
De los muchos reyes Borbones que hubo en España, el peor fue sin duda Fernando VII, que era tan felón, tan felón, que reinstauró la Inquisición, cerró las Universidades y abrió en todo el país escuelas de Tauromaquia para tener a los españoles en un sumo grado de ignorancias con pan y toros como lema de su reinado. De sus mezquindades, dan buena cuenta los Cien Mil Hijos de San Luis y su patada en los cojones a la Constitución de 1812 y al general Riego al que fusiló. O sea, un prenda cojonudo. Y mira que entre los de su rama genealógica hubo auténticos piratas.
Recuerdo las malvadas acciones del rey felón ahora cuando la Fundación Toro de Lidia acaba de plantear que los toros vuelva a la Universidad, no se sabe si como asignatura secundaria o como una forma de buscar raíces intelectuales y académicas en los pases de pecho que le sostengan una pátina de legitimidad al arte de Cúchares tan desprestigiado socialmente en los albores del siglo XXI y con unas expectativas de futuro más bien escasas.
De lo que ha planteado la citada Fundación para que la tauromaquia reverdezca en sus laureles, aparte de la conexión con la Universidad figuran una serie de medidas tendentes a encontrar a personas de prestigio intelectual que encabecen una ofensiva en favor de las corridas de toros, porque, según aseguran es en los cosos taurinos donde se recogen todas las emociones que una persona, puede sentir en la vida, porque "los toros es el único sitio donde se va con la seguridad de ver la muerte rodeada de la más deslumbradora belleza".
Con esta premisa ideológica, cómo no van a estimar las personas intelectualmente capaces, que la Fundación Toro de Lidia representa unos valores más que obsoletos y que si la mal llamada fiesta nacional todavía no ha terminado, es quizá porque tiene una agonía demasiado lenta y por la que todavía perecen demasiados cornúpetas de eso tan inexistente como es el toro de lidia, que ya algunos expertos tachan de irreal, sin diferencia alguno con el resto de toros.
Cabreados porque en Gijón no pudieron celebrar este mes de agosto su aquelarre anual, ante la imposibilidad de utilizar la plaza de El Bibio, los taurinos han desarrollado una plaza portátil instalada en Benia de Onís, una localidad de un municipio pequeño con el propósito de demostrar que en Asturias puede haber corridas de toros con presencia de muchos espectadores.
Falta saber si la experiencia les puede salir bien o mal, pero se trata en realidad de un ensayo para poder conseguir que se instalen plazas portátiles en varias poblaciones asturianas, en especial en las de tamaño grande para mantener una tradición que apenas se tiene en pie y que no representa verdaderamente los gustos y aficiones de la mayoría de los ciudadanos de este país.
DdA, XVIII/5.245
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