martes, 5 de julio de 2022

LOS CAMAREROS DE EL ROTO


Félix Población

El grito que pone Andrés Rábago en las voces de quienes se juegan la vida mar adentro, huyendo de las miserias, el hambre y las guerras (salvo la de Ucrania) es el mismo con el se fueron al fondo de las aguas del Mediterráneo el año pasado nada menos que dos millares de seres humanos. Para todos ellos, las precarias condiciones laborales que hacen que en nuestro país haya al día de hoy 73.000 camareros menos que en 2021 serían todo un lujo. Esas condiciones rondan un sueldo de 1.300 euros al mes, largas jornadas de trabajo, contratos eventuales y turno partidos. La media salarial de estos profesionales en la Unión Europea está en 3.500 euros. Una vez más, El Roto enuncia y denuncia con su viñeta y nada más que dos palabras con sus imprescindibles signos de admiración el que posiblemente vaya a ser, siéndolo ya, el más grave de los dramas humanos que viva nuestro planeta en un futuro no muy distante. De momento, la guerra en Ucrania y la inflación están agravando de manera muy profunda el hambre en África. A ello se suma la incidencia de la sequía, cada vez mayor como consecuencia del cambio climático. Entre 2018 y 2020, según datos de la ONU, los países de ese continente importaron el 44 por ciento de su trigo de Rusia y Ucrania. El Banco Africano de Desarrollo dio a conocer el incremento de un 45 por ciento de los precios de este cereal. Sobre el Cuerno de África la amenaza de la hambruna podría crecer aún más a consecuencia de la previsión de una quinta temporada escasa de lluvias entre octubre y diciembre. Esta sucesión de sequías están arrasando los cultivos y el ganado, dando como resultado el inicio o continuación de largas marchas de seres humanos en busca de agua y pan. No son rubios, ni tienen la piel blanca, ni los ojos azules, pero sí las mismas o mayores necesidades que quienes han encontrado las casas de Europa abiertas porque llegan de Ucrania. El color negro de quienes  viajan en la patera de El Roto marca esa brutal diferencia: "¡Somos camareros!", gritan, y algunos como ellos han encontrado una muerte violenta gritando eso mismo en la valla de Melilla hace unas fechas, solo porque sus guerras, su hambre y sus miserias no tienen el visto bueno de la Unión Europea. 

     DdA, XVIII/5212     

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