sábado, 30 de julio de 2022

LA VEGA NO SE TOCA


Celso Miranda

Las setas salen en otoño y los pelotazos urbanísticos, a lo que se ve, en plena canícula. A la vergonzosa falta de información institucional (la verborrea del abogado Nacho Cuesta en el Pleno es inversamente proporcional a la cantidad y calidad de la información que aporta, y del bancario Canteli para qué decir nada) se une la época estival, que ahuyenta a la ciudadanía ovetense hacia otros lares. Todo sirve para evitar el único enemigo al que en realidad temen los amigos de lo ajeno (en este caso, lo que de todos es) que anidan en las instituciones públicas. En reunión cuasiprivada, parece que Cofiño tuvo a bien informar a la AMSO y su grupo municipal de lo que parece información privilegiada de las reuniones de Rialto. ¡Qué situación tan chusca, en la Vetusta de "Nosotros, los Rivero", donde todo se acaba sabiendo! ¿Qué opinarían Clarín o Dolores Medio de los pseudoprogresistas del siglo XXI, aliados con la derechona recalcitrante y los nuevos pijos neoliberales de Ciudadanos, condenados a la extinción por falta de oxígeno electoral? Ayer me pasé por las viejas instalaciones del Hospital del Cristo. Conmueve ver el abandono de lugares que otrora fueron eje de nuestras vidas, para bien o para mal. Allí nacieron mis hijas, en el edificio de Maternidad que hoy sólo parece ser capaz de albergar series distópicas para plataformas digitales. Los promotores del Kuivi, festival de música alternativa, señalan posibles usos sociales a un espacio público hoy degradado. No pude evitar pensar que, si de verdad se necesitase un rascacielos de 25 alturas, no sé si realmente por necesidad social o por algún tipo de reconocimiento para alguna virilidad herida (me viene a la cabeza el gatillazo de la visera del fláccido Calatrava), y ya que el Principado se ha sumado a la fiesta ovetense, bien pudiera llegar el convenio a abrazar al Cristo, intercambiando si fuera menester aprovechamientos urbanísticos en aquella parcela. En lo político, no sobran voces en la ciudad que ven en este pelotazo urbanístico la reedición del "pacto del duernu", pero ya hemos señalado en esta serie (ya llevo capítulos y amenazo con varias temporadas, la numeración romana tiene letras de sobra) que ni los actores principales están a la altura de los originales ni, sobremanera, el público asistente es el mismo. La ciudadanía ovetense ha vivido en sus propias carnes y bolsillos la experiencia fallida de un Calatrava herido en la parcela del histórico Carlos Tartiere, una galería de franquicias, sidrería incluida, en la vieja Estación del Vasco, y un proyecto de tres Torres Trillizas, tres, que el pueblo tiró abajo antes de poner los cimientos (eso sí, Calatrava cobró el proyecto como si estuviera hecho). Entramos en el calor de agosto y la modorra de la ciudad dormida, pero esta vez la siesta será con un ojo a medio cerrar y el oído atento al ruido de la piqueta. Esta batalla la vamos a ganar, a partir de septiembre, los partidarios de reconocer en La Vega el corazón de Vetusta, por centralidad histórica y patrimonial. La Vega no se toca.

DdA, XVIII/5.234

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