Félix Población
Finalizada la campaña electoral
para las autonómicas andaluzas, será una sorpresa –según las encuestas- que estos
comicios los gane el PSOE, como en la anterior ocasión. Parece de todo punto
imposible que los gane la izquierda, con los votos que pueda obtener el Partido
Socialista. Una izquierda mal unida o desunida
no es un aliciente.
Esas previsiones son las que
pintan en una comunidad donde, según la
última estadística de Indicadores Urbanos del Instituto Nacional de
Estadística, tienen su asiento 11 de los
15 barrios más pobres de España. En la anterior estadística, realizada hace
un lustro, eran 12 los barrios andaluces que tenía la menor renta por habitante
de todo el país.
Sin embargo, si esos datos son
preocupantes por su permanencia, hay otros que aún lo son más. Hace cuatro
años, cuando la extrema derecha logró por primera vez en España un cierto
número de escaños en el Parlamento de Andalucía, la proporción de andaluces que
se declaraba de esa ideología –según una encuesta del CIS- no llegaba a dos por ciento (1,8%). Este año,
en vísperas de las autonómicas del próximo domingo, el porcentaje de extremistas reaccionarios ha pasado al 9,4%.
Si se tiene en cuenta que en
Castilla y León, donde Vox gobierna con el Partido Popular desde hace unos
meses, hasta un 12% de personas se
define como de extrema derecha, no hay motivos precisamente para el
optimismo ante la jornada electoral del domingo en Andalucía, pues cabe esperar
que Vox tenga un mayor número de escaños que en 2018.
Bien quisiera equivocarme, pero
hasta la alta temperatura de los termómetros parece que se ha puesto en contra
para mover a la participación al electorado progresista, insuficientemente
motivado por los partidos políticos llamados a estimular su voto, aunque sea
totalmente consciente de que entre el electorado de derechas no va a pesar
tanto la calor y va a ser mayor la motivación para acudir a las urnas.
Lo sabemos por el llamado
Polígono Sur de Sevilla, donde está Las Tres Mil Viviendas, el barrio más pobre
de la ciudad. La abstención allí fue del
92% en las últimas elecciones autonómicas. Sin embargo, a media hora de ese
lugar, en el distrito Sur donde se asienta el 1% por ciento más rico de la
población, la participación superó en
2018 el 80%, sin que haya que consignar, por obvia, la identidad ideológica de su voto.
En esta ocasión me temo que puede ocurrir
lo mismo. Pareciera que además de la pobreza en esos barrios andaluces se fuera
heredando también la abstención, a falta de una política que los represente y
en la que confíen o vuelvan a confiar. Como si sus gentes sintieran que el voto
tiene poco que ver con sus vidas. Esto es lo peor de todo. Y lo mejor para la
extrema derecha.
*Publicado en LUH NOTICIAS
DdA, XVIII/5198
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