domingo, 26 de junio de 2022

EL PAPEL DEL PERIODISMO EN LA NORMALIZACIÓN DE LA ULTRADERECHA Y EL DISCURSO DEL ODIO


Pablo Iglesias

Olga Rodríguez nos dio a todos una clase magistral de periodismo el pasado miércoles en La Base. Nos contó que hay periodistas muy poderosos que le dijeron una vez que ellos mandan más que los políticos. Que los políticos pasan y que ellos permanecen. Nos dijo que esos prebostes de la prensa nunca se han sentido presionados por el establishment porque forman parte del establishment.

Recordando al maestro Kapuściński, nos explicó que el buen periodismo tiene que tener intención y debe dar visibilidad a las víctimas de los abusos. Nos dijo que el buen periodismo debe estar comprometido con la defensa de los derechos humanos. Nos recordó que aquel comunista polaco, maestro de periodistas, dijo que las guerras empiezan antes del primer disparo con el cambio de vocabulario por parte de ciertos periodistas, que hablan de daños colaterales para no hablar de crímenes de guerra, o de fuerzas liberadoras para no hablar de ocupantes. Nos dijo que son periodistas los que imponen la agenda pública laboral hablando de flexibilidad para no hablar de explotación. Nos dijo que son periodistas los que hablan de “gastos” sociales en vez de hablar de inversión social cuando se trata de la sanidad o de los servicios públicos.

Olga nos recordó que el periodismo es un poder y que por algo lo llaman el cuarto poder, porque pocas cosas hay más importantes que tener el poder para determinar la agenda pública. Y nos recordó también que, precisamente por eso, los millonarios siempre se compran medios de comunicación aunque no sean rentables. Olga nos preguntó qué pasaría si hubiese 400 periodistas cuando una familia va a ser desahuciada o cuando los antidisturbios se preparan para reprimir un motín en un centro de detención para migrantes.

Olga nos recordó que en las redacciones se normaliza a veces el blanqueamiento de fascistas y de criminales y que, al tiempo que se acusa de activistas a los periodistas que dan voz a los palestinos, se dan premios de periodismo y se alaba la neutralidad de los que normalizan la ocupación israelí. Nos recordó que a Ken Loach le llaman activista porque es un director de cine de izquierdas, mientras que a los directores fachas que normalizan en superproducciones el asesinato de Estado y las guerras, nadie les llama activistas. Y nos explicó que en el periodismo pasa igual.

Olga nos recordó que el periodismo tiene una gran responsabilidad porque maneja un derecho crucial, el derecho a la información. Y nos dijo que en las escuelas se debería estudiar educación mediática y también la estructura de propiedad de las empresas que tienen medios de comunicación.

Olga nos recordó que el periodista que se hizo guionista, David Simon, explicaba que cuando el poder financiero metió sus narices en los medios durante la crisis económica se empezó a terminar de joder el Perú. Y que entonces la mordaza contra los periodistas de izquierdas empezó a apretar aún más. Nos contó que a partir de entonces se desmantelaron las redes de corresponsales y que el mundo empezó a verse a través de un duopolio de agencias que garantizan la equidistancia entre víctimas y verdugos, cuando no la defensa militante de los verdugos. Y nos recordó que una vez le pidieron hacer una crónica recién aterrizada en Yemen y que tuvo que decir que ella no trabajaba así, que antes tenía que patearse el territorio y ver con sus propios ojos lo que estaba pasando. 

Olga nos dijo que los historiadores del futuro tendrán que subrayar el papel del periodismo en la normalización de la ultraderecha y los discursos del odio en España.

Yo no soy periodista, pero quiero aprender periodismo de Olga Rodríguez. Y que se joda Antonio Caño aunque, por casualidad, haya dicho una verdad. Y que se jodan los periodistas no alineados y los afiliados al establishment. Que se jodan los hipócritas del “más periodismo” y sus marionetas izquierdistas a sueldo. Yo no soy periodista, pero admiro a los discípulos y las discípulas de Kapuściński.

CTXT  DdA, XVIII/5205

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