miércoles, 11 de mayo de 2022

"POR ANDALUCÍA", PERO CON UNA POLÍTICA QUE NO SEA ASUNTO DE EGOS NI SILLONES


Gerardo Tecé

Si los negociadores de la confluencia andaluza tenían Pegasus en sus móviles ya podemos respirar tranquilos: el programa, probablemente, se habrá autodestruido. Por qué no hice aquel grado medio de jardinería, se lamentaba el espía israelí al que le tocó guardia el pasado viernes noche. Con un margen de meses por delante para ensamblar la necesaria boda entre formaciones andaluzas a la izquierda del PSOE –sencillo como la tabla del uno cuando todos los programas políticos eran prácticamente el mismo– la cosa acabó en infarto de última hora durante la última noche del último día de plazo. Una remontada del Madrid, pero a la inversa. Si los programas políticos no eran el problema, despeje usted la equis. Los whatsapps y telegrams del periodismo y la política andaluza echaban humo desde primera hora de la tarde del viernes, momento en el que los verá tú empezaban a superar en número a los no les quea otra, dominantes los meses previos. Que los de IU están pidiendo más de lo que les corresponde. Que los de Podemos no les contestan el teléfono a los de IU. Que se acerca la hora y no firman. Verá tú, que parece que se plantan. Que los de Más País Erre que Erre. Que no, que ya han cogido el teléfono, que era un farol a ver si se ablandaban. Que se reúnen de urgencia otra vez para ver qué solución le dan a esto. Que queda una hora. Que ya hay pacto. Que no. Que sí. Espera, que la firma de Podemos llegó fuera de hora. Que tenían caducado el Java. Verá tú. Que no, que sí llegó a tiempo, pero los otros no metieron a Podemos porque en el papel ponía lo que no debía poner. Verá tú, que se quedan fuera. Que no, que se recurre a la Junta Electoral y se gana. Que mira, si se pierde, pues se mete a los de Podemos en las listas y arreglado. Verá tú. Hay una ley no escrita de la política andaluza, belga y pernambucana, que dice que con las negociaciones pasa como con las salchichas: es mejor que la gente no vea cómo se hacen. La izquierda andaluza arranca la campaña electoral presentando ‘Oscar Mayer, el documental’. Hay equipos de fútbol y opciones políticas en las que el sufrimiento se supone ya cobrado en el pago de la cuota, no era necesario este derroche.

Inma Nieto, brillante oradora y flamante cabeza de cartel de Por Andalucía, arranca la campaña con el reto de levantar ilusión en torno a un proyecto que nace accidentado. Debe la candidata convencer a parte del electorado andaluz de que existe una izquierda consciente de la emergencia social que suponen las políticas privatizadoras del PP y la posible llegada de la ultraderecha. Cosa complicada después del espectáculo y la necesidad de dar explicaciones burocráticas una vez rechazado el recurso por la Junta Electoral. En los círculos cercanos de los partidos de izquierdas afectados confían en que el espectáculo solo fuera seguido de cerca por los más cafeteros. Es decir, cruce general de dedos para que el votante de izquierdas andaluz, que debe ser consciente de la emergencia social, no siga demasiado el día a día político. ¿Qué puede salir mal? El mejor servicio a los amigos es, a veces, decirles la verdad. Y el mejor servicio al oficio de escribir es ser honesto. Así que ahí van dos pájaros de un tiro. Tengo unos cuantos amigos metidos en esta confluencia a la que, creo, no le vendría mal escuchar alguna que otra verdad.

La izquierda, en no pocas ocasiones, es una macrogranja de egos incompatibles con encarar ciertas luchas. En los despachos, asambleas o corrillos de la izquierda, abunda esa actitud que desde la izquierda se le afea continuamente a la derecha: el individualismo, la defensa del grupo pequeño, el qué hay de lo mío –llámese cuota llámese argumento– por encima del objetivo común. Es también habitual la falta de inteligencia política en el día a día, por mucho que algunos asuman que es más capaz quien se sabe al dedillo la historia de la Revolución rusa o la Carta Universal de Derechos Humanos que quien cuelga del balcón la banderita tú eres roja banderita tú eres gualda. Demuestra muy poca inteligencia arrancar así una campaña electoral sabiendo que, enfrente, hay un ejército de grandes medios dispuestos a sacar a Macarena Olona sonriendo vestida de flamenca para, a continuación, dar paso a la última hora del caso Oscar Mayer. Mientras la izquierda hace suyos los defectos que le afea a la derecha, paradójicamente, esta suele practicar las virtudes de las que la izquierda presume: de puertas para afuera, una puesta en escena de que lo común está siempre por encima de individualidades. No sería recomendable ni sano que la izquierda optara por discursos monolíticos, pero tampoco estaría de más que tuvieran en cuenta que esta estrategia a la derecha no le va mal. Los amigos de la confluencia tienen semanas por delante para hacernos olvidar el espectáculo salchichero y poner sobre la mesa la ilusión por transformar Andalucía en un lugar algo más justo, la necesidad de frenar a las impostoras, ya se disfracen de demócratas o de flamenca. Saldrá bien o, verá tú, saldrá mal. Mientras lo intentan, espero que recuerden que vienen de unas plazas del 15M que se llenaron exigiendo que la política no fuese un asunto de sillones, sino un asunto de rebeldía y nuevas formas de entender la política. Ojú, qué de tiempo.

EL ROTO DE HOY


CTXT DdA, XVIII/5163

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