Félix Población
Apenas se dio noticia de la convocatoria antimonárquica que tuvo lugar el pasado domingo en la Plaza de la Ópera de Madrid, en las inmediaciones del Palacio Real, y en esta ocasión es casi de agradecer porque denota hasta qué punto el republicanismo y la izquierda son incapaces de pasar de lo testimonial cuando la circunstancia requeriría respuestas mucho más nutridas y participativas.
Estábamos en una de ellas, con motivo de la presencia del rey padre en España y su chulesco desprecio a la ciudadanía y al gobierno de coalición al negarse a dar explicaciones y pedir disculpas por los delitos que su inviolabilidad constitucional ha dejado impunes.
La información sobre la convocatoria de Ópera arrojó titulares tan elocuentes como el de haber reunido a “más de trescientas personas”, con haber participado en la organización una treintena de organizaciones republicanas y antimonárquicas, lo que representa no más de once o doce personas por organización.
Que estos datos se den mientras no dejan de crecer en las encuestas los votantes de la derecha y la extrema derecha, cuyos partidos son hoy día los más firmes defensores de la Corona, indica no solo que las izquierdas están perdiendo en las urnas sino que su presencia en las calles puede llegar a ser irrisoria, como lo fue el pasado domingo, cuando la coyuntura se prestaba a una protesta masiva e indignada.
No busquemos responsabilidades solo en las tornadizas inclinaciones del pueblo español, incapaz de asumir la involución social en derechos y libertades que un gobierno de coalición de la derecha y la extrema derecha supondría. La izquierda también las tiene en buena medida cuando con más energía y unidad debería enfrentarse a los riesgos de esa involución democrática más que previsible.
DdA, XVIII/5176
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