sábado, 9 de abril de 2022

LO QUE VALE PARA LOS UCRANIANOS VALE PARA LAS VÍCTIMAS DE TODAS LAS GUERRAS


Vicente Bernaldo de Quirós
Mi modelo migratorio se asemeja mucho a la filosofía inclusiva del que fuera presidente de México, Lázaro Cárdenas, que cuando le plantearon la posibilidad de recibir como exiliados a los republicanos españoles respondió con un valiente "que vengan todos", para demostrar su solidaridad con quienes estaban sufriendo los embates de la represión franquista y como ejemplo de que todo aquel que sufra persecución a causa de sus idea o que se vea impelido a marcharse de su país ante la imposibilidad de prosperar en su tierra, porque se le ha negado todo, tiene derecho a encontrar refugio en el lugar en el que pueda enraizarse.
Sé que me vais a decir que no hay cama para tanta gente y que es una demagogia desear que todo el que sea perseguido pueda ser acogido en una patria y algo hay de verdad en eso, pero no encuentro ninguna razón para discriminar a unos perseguidos de otros y también entiendo que, como una familia reparte sus escasas pertenencias entre todos los miembros, también existe la posibilidad de diseminar racionalmente a los inmigrantes por los países ricos, en función de las posibilidades de acogida que tengan.
Se trata, lógicamente, de no dejar a nadie atrás, que es el lema que ha caracterizado en estos tiempos al Gobierno progresista, con el fin de que la crisis no cree todavía más desigualdad, porque si dejamos a alguien atrás, estamos creando condiciones desfavorables para la integración social. Una persona desarraigada sin futuro y con escasas posibilidades de lograr sus objetivos más primarios, es una bomba de relojería que puede explotar en cualquier momento y es más rentable ayudarla que enfrentarse a sus fantasmas.
Además, nadie deja sus raíces y su tierra si no se viera obligado a hacerlo, porque el desarraigo no forma parte de las necesidades humanas, sino todo lo contrario. La guerra, el hambre, la falta de perspectivas, incluso las situaciones de inestabilidad climática, son factores de primer orden en la generación de refugiados y de personas que buscan su lugar en el mundo.
Por eso considero un deber de humanidad acoger a todos los refugiados ucranianos que huyen de las bombas y de la destrucción causada por la guerra en esa zona de Europa. Y es nuestra obligación facilitarles las cosas y proveerlos de todas las demandas materiales y psíquicas que se consideren adecuadas para su estabilidad emocional y la superación de su tragedia.
Evidentemente, lo que vale para los ucranianos, también vale para otras víctimas de las guerras y de la explotación miserable de su territorio: sirios, palestinos, yemeníes, saharauies, libios y un desgraciadamente lago etcétera, tienen que tener las mismas oportunidades, porque no hay refugiados de primera ni inmigrantes de segunda categoría, sino que la labor de los que quieren mantener los valores de la libertad es resolver sus problemas. Acnur es la oficina de refugiados que dirige la ONU y es la que debe tener todos los medios a su alcance para cubrir su misión.
Es verdad que sin guerras, imperialismo y usurpación de las tierras de los demás no habría ni refugiados ni inmigrantes. Y la obligación de toda persona de bien es denunciar estpos hechos para que no tengan lugar. Pero, asimismo, hay que denunciar muy alto y muy claro a los países que pagan a otros para que les mantengan a raya a los parias de la tierra y también repudiar a las policías de fronteras que impiden que los más desposeídos puedan optar a los mismos derechos y comodidades que tenemos otros. Es de justicia.

DdA, XVIII/5134

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