Ana Cuevas
Abandonad
toda esperanza. Si alguien pensaba que la Edad Media era una etapa histórica
superada es que no conoce cómo funcionan los entresijos sociales en Españistán.
Si tienes buenos contactos y eres de cuna noble, sería del
"genero tonto" que curraras cual plebeyo para ganarte las
habichuelas, algún pequeño yate, unos pocos rolex, una mansión o doce coches de
alta gama...Lo básico, vamos.
Para doblar
el lomo ya está el populacho. Esos santos inocentes que pagan religiosamente
los impuestos para que chinches aristócratas como Medina o Luceño succionen sin
despeinarse el fruto de nuestro proletario esfuerzo. ¿Recuerdan aquello de los
siervos de la gleba? Pues ellos sí. La piratería corre por sus venas con la
misma naturalidad que la desvergüenza. Pero su genética depredadora no serviría
de mucho si no existiera una corte de vasallos, o bufones, que faciliten sus
latrocinios.
Al duque
"empalmado" lo avalaba su título, se defendió Jaume Matas. ¿Cómo
iba a pensar la criatura que Iñaki era un chorizo?
Pues con estos
pájaros horteras que han saltado del "Hola" a los
telediarios habrá pasado lo mismo. Alguien se ha deslumbrado ante tanto poderío
en el título "metío".
¿Cómo van a
ser unos bandidos estos señoritos tan pijos? Vale que las cuentas no cuadran ni
a martillazos y que todo huele como un fraude orquestado para trincar dinero
del pueblo mientras la gente moría de covid. Y que el material se compró con
precios cuadruplicados y encima era defectuoso. Y bueno, las comisiones
por una supuesta llamada de contacto, si no fue una videoconferencia con los
dioses del Olimpo, parecen ligeramente infladas. Pero si nos la cogemos con
pinzas, si vamos a pillar, más que nada. Porque el responsable administrativo
de estos contratos no vió nada raruno. Se rumorea que era un mono que
mandaron de una ETT para cubrir su baja laboral. El simio no ha querido hacer
declaraciones pero se le ha visto comprando un rolex en el barrio de Salamanca.
Es evidente
que los contratos públicos son un filón para que hermanos, primos o
"cayetanos" del papel cuché actúen como parásitos de los comunes
mortales pero, ¿qué filtros tienen esas adjudicaciones? ¿A quién pertenece la
buena gestión del dinero de la ciudadanía?, ¿dónde está la debida
transparencia?... Son muchas las preguntas que me asaltan.
Según Luis Medina, grande de España y con títulos para aburrir, todo ésto ha saltado porque la fiscalía española es manifiestamente de izquierdas. ¡Oh cielos!, ¡Qué equivocada vivía servidora! Ahora resulta que son una banda de abertzales y perro-flautas que quieren dar un golpe de guillotina a lo Robespierre.
Pero es
normal que "el señorito" piense así. Desde tiempos inmemoriales, la
pasta de los villanos ha fluido hacia sus ilustres sagas como por arte de magia
y nadie ha montado escándalos. Es parte de la pirámide. Para que puedan llevar
esa vida de horteras de lujo siempre han contado con la connivencia de un
nutrido vasallaje que ha propiciado sus correrías. Será por aquello que se dice
de que al que a un buen árbol (genealógico) se arrima, igual le cae alguna
buena prima.
Lo que Medina
dio a entender es que si la fiscalía fuera de derechas, pero de la buena, de la
derecha que defiende los privilegios de su casta, mirarían elegantemente hacia
otro lado. No hay que leer entre líneas.
Si se quiere
investigar toda esta basura, la Fiscalía del Estado tiene plancha. Estos
comisionistas engominados no necesitan palanca. Siempre encuentran algún
primate en la administración, que está cubriendo alguna baja, para colarnos sus
fraudes.
Igual ni
siquiera es un chimpancé. A lo mejor es un humano, hermano o primo de alguien
que, aunque no sabe sumar, es el que lleva las cuentas.
Una labor
social, sin duda alguna. Dar trabajo a los inútiles y comisiones a las
garrapatas.
Siempre y
cuando sean inútiles y garrapatas con pedigrí de marca españa. Que siempre ha
habido clases destripaterrones.
DdA, XVIII/5137
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