lunes, 28 de marzo de 2022

NO OLVIDAR: LA REPÚBLICA DE LOS MAESTROS

Misiones Pedagógicas de la República

Pepe Gutiérrez

Maestros, maestras, niños... Después de décadas de silencio, han ido llegando varias entregas que tratan sobre los maestros y maestras de la República; anteriormente podemos citar dos títulos claves protagonizadas por Fernando Fernán-Gómez: El espíritu de la colmena, La lengua de las mariposas. Ahora se trata de documentos de conjunto, evocaciones globales como La República de los maestros con una soberbia y sumamente didáctica exposición escrita por Victoria Martínez y realizada por Arturo Villacorta (TVE, 2012). Del mismo año es La escuela olvidada (Sonia Tercero, 2012). Dos obras complementarias que informan de las Escuelas de la República y reivindican el memorable empuje pedagógico del bienio republicano-socialista. La Constitución republicana ya se hablaba y en serio de una Escuela Laica, Obligatoria y Gratuita y atribuía al Estado el servicio de la cultura. El esfuerzo fue muy considerable, y a pesar del “Bienio Negro” y de la contrarrevolución que desencadenó la guerra, al final, el tiempo nos está devolviendo la memoria de todo aquello. Se trataba de aplicar los principios de la Institución Libre de Enseñanza y del movimiento obrero clásico, que consideraban la Educación como piedra angular de la modernización y de transformadora social. El mayor símbolo de esta aspiración dentro del movimiento obrero fue Francesc Ferrer i Guardia, cuyo fusilamiento como “chivo expiatorio” de la “Semana Trágica”, un asesinato legal que le convirtió en un mito internacional.
Por entonces era habitual la frase “Pasar más hambre que un maestro”. Pero todo comenzó a cambiar ya en los dos primeros años de la República –de 1931 a 1933- aumentó el sueldo de maestros y maestras, estas cada vez más numerosas. También fue aprobado un plan quinquenal de construcción de 27.000 escuelas, de las que tan sólo pudieron levantarse finalmente unas 16.000; los estudios de Magisterio pasaron a ser carrera universitaria, y trató de dignificarse la figura del maestro, que se convirtió en una especie de sacerdote laico. Aunque se dotaron más de 10.000 nuevas plazas de maestros, formados con cursillos especiales, la falta de medios de muchos ayuntamientos, en los que se delegó la construcción de escuelas, no permitieron cumplir con ese ambicioso plan. Durante los años republicanos se construyeron más de diez mil escuelas, la partida presupuestaria dedicada a la enseñanza aumentó sustancialmente, y actividades. Legendarias fueron Las Misiones Pedagógicas de la Segunda República: un puente entre el campo y la ciudad, título de un documental (Gonzalo Tapia, 2014) que se apoya en historiadores así como en los testimonios de “misioneros” y alumnos. El autor expone una serie de experiencias, algunas de ellas especialmente deslumbrantes como la del pastor que cada dos o tres días se llevaba un libro al monte o que cuando los falangistas quemaron la biblioteca del pueblo; aquel hombre se reservó tres volúmenes como sí fuesen verdaderos tesoros. Obviamente, la parte más terrible es la que informa de la represión franquista, que se cebó especialmente con maestros y maestras.
En el mismo grupo se inscribe La escuela fusilada (Iñaki Pinedo& Daniel Álvarez, 2006) es otro documental sobre el trágico destino de la escuela reformista republicana. Se trata de un trabajo intenso y dirigido con esmero --prescinde de voz en off o intervención explícita de los directores-, el relato está compuesto por los testimonios de los supervivientes y las explicaciones de profesores como Josefina Aldecoa, Vicente Navarro y Francisco Morente Valero. El conjunto se complementa en una visión que reconstruye con fidelidad los hechos evocados. Hay un hilo que establece una intensa conexión entre memoria e historia, y entre lo individual y lo colectivo.
Un personaje emblemático del esfuerzo pedagógico republicano fue Alejandro Rodríguez Álvarez, mas conocido como Alejando Casona, autor teatral muy popular, citado en todos estos títulos. Del mismo tema que tanto preocupaba a Casona trataba la película Nuestra Natacha, que en 1936 comenzó a rodar Benito Perojo con Ana Mª Custodio y Rafael Rivelles. Está considerada como la película más avanzada del cine republicana. Casona utilizó como inspiración sus vivencias como director del "teatro del pueblo" de las "Misiones Pedagógicas". En idéntica latitud se sitúa Las Maestras Republicanas (Pilar Pérez Solano, 2013), basada en textos de Josefina Aldecoa. Producido FETE-UGT / Transit Producciones, ganó el Goya al Mejor Documental. Su mayor mérito radica en la trascendencia y la riqueza de las historias que describe, más que en el tratamiento, más bien convencional, acumulativo. Cuenta la historia de estas mujeres recreando a una de ellas y utilizando también imágenes de archivo de aquella época. De similar interés resulta Los maestros catalanes de la guerra en el exilio (Agustí Corominas i Casals, 2006), un meritorio trabajo documental, que trata del importante movimiento popular e institucional desarrollado en Cataluña. Buena parte de estos maestros reformadores tuvieron que sufrir el exilio, dejado una huella significativa en los países de acogida, principalmente en la URSS, en México y EEUU.
Las consecuencias de esta bárbara agresión cultural reflejaba todo el odio de las clases pudientes, la miseria moral de sus servidores, el grado de brutalidad alcanzado por la Iglesia apostólica y romana. El país retrocedió a un atraso que todavía seguimos arrastrando. Son documentales idóneos para abrir exposiciones y debates pedagógicos.

Contemporánea DdA, XVIII/5122

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