viernes, 25 de marzo de 2022

MAHÓN Y AVILÉS COMPARTEN HIMNO: UNA HERMOSA ELECTRICIDAD

 



Carmen Ordóñez 

Hace un par de días) y desde los micrófonos de Radio3, Rodrigo Cuevas nos sorprendió con una revelación que merece ser comentada en algunas líneas: los himnos de las ciudades de Mahón y Avilés son exactamente iguales, en letra y música.

 El músico asturiano -para quien no le conozca se trata de un personaje de culto, como decíamos en otros tiempos, muy conocido en su tierra en todos los ámbitos, ecléctico y absolutamente inclasificable en su recorrido artístico, que es de un innegable valor folklórico y además representativo de las inquietudes de su generación- nos mostró sendas grabaciones que confirmaban rotundamente su afirmación, despertando la estupefacción y también, por qué no, las risas entre todos los allí presentes, no sólo debido a la singularidad del hecho constatado sino porque la letra de la canción no tiene desperdicio. Dice así:

«Es Mahón/ una ciudad culta y galante/ tiene comodidades de una ciudad grande/ Hay comercios de gran importancia/ juzgado de primera instancia/ y una hermosa electricidad./ Mahón tiene muchachas bonitas/ hay boticas/ hay cafés/ hay teatros y buenos paseos/ y un puerto de mar al pie/»

Sorprende (y no sorprende), -éste es un título con el que se encabeza una sección muy popular en el diario de Menorca- que los mahoneses de toda edad y condición conozcan al dedillo la letra y música de la canción, que por esta razón adquirió categoría de himno oficial y se recuerda cada año en sus calles especialmente en las fiestas de Gracia, que se celebran en Septiembre. Pero no muchos conocen su historia, que está vinculada a la primera visita a la isla de un rey español, Alfonso XIII.

En primer lugar hay que precisar que la isla más aislada (de todas las del Mediterráneo es la que se encuentra más alejada de tierra firme) tiene dos características muy señaladas: No sé hasta qué punto estoy en lo cierto pero yo diría que es en igual medida británica y republicana, algo que parece contradictorio, puesto que la monarquía inglesa ha sido y sigue siendo la más sólida de todas.

De hecho, entre los menorquines circula aún hoy el comentario de que, antes de acoger a cualquier miembro de la monarquía española, preferirían la visita de la reina de Inglaterra. Y, si no la reina, sí acudieron otros miembros de la realeza al funeral que se celebró el año pasado en memoria de su consorte el príncipe de Edimburgo en las instalaciones militares de la isla Pinto, en el mismísimo puerto de Mahón.

Pero es que Menorca fue inglesa, entre idas y venidas, durante casi un siglo y fue precisamente éste el Siglo de las Luces. Por ello, fue y continúa siendo una avanzadilla en muchas cosas que conciernen al progreso: queda, por ejemplo, reflejado  en la letra de la canción -una hermosa electricidad- que fue la primera ciudad en las Baleares que contó con alumbrado eléctrico en sus calles.

La presencia inglesa en la isla va mucho más allá. A día de hoy sólo hay un semáforo en la ciudad de Mahón; el que se sitúa en la salida de la estación de autobuses, un lugar que merece cierta prudencia, según reclamaron los conductores de las diferentes líneas que ahí convergen. El cinturón que rodea la villa de Mahón, dejando fuera el polígono industrial, deja paso a los peatones a través de los pasos de cebra que todos los conductores deben respetar. Y a las horas en que los alumnos salen de los colegios, siempre hay en los lugares más transitados por los escolares uno o dos guardias urbanos que regulan el tráfico.

Como contrapartida, y también es una apreciación personal, hay cierto espíritu colonial que aún se mantiene entre los residentes de habla inglesa y que los lugareños parecen aceptar sin restricciones: por ejemplo, no deja de sorprenderme el hecho de que un inglés que lleva veinte años viviendo en la isla aún tenga que hablar en su lengua nativa con la cajera del supermercado. Es decir, en veinte años no ha sido capaz de aprender una palabra ni de la lengua local ni del catalán ni del castellano.

Mi amiga Nuria, que vivió la mitad de su vida en la isla, decía que existe un cordón umbilical entre Menorca e Irlanda y algo de cierto debe haber en semejante afirmación cuando algunos de los personajes más relevantes de la historia local son precisamente de origen irlandés: Kane, por ejemplo, que fue el primer gobernador inglés de la isla y el impulsor de la carretera que pretendía unir Mahón con Ciudadela y se quedó a la altura de Es Mercadal. O Allan Hillgarth, cónsul en Baleares durante la guerra civil, que también procedía de Irlanda, y fue quien negoció la rendición de la isla en condiciones que permitieran salir de allí algunas de las personalidades más comprometidas con la República. Luego, claro está, todo salió mal y muchos de los que debían haber partido no pudieron hacerlo.

Porque Menorca, que cayó después de Barcelona, fue también republicana durante toda la guerra civil -al contrario que Mallorca y las Pitiusas, donde triunfó la rebelión en el 36- y, aunque esa circunstancia se dio igualmente en muchos lugares, sus efectos en una sociedad pequeña y cerrada, sin escapatoria posible, en un espacio tan limitado (apenas 50 km. de punta a punta de la isla) donde la vecindad era también en muchos casos consanguinidad, fueron aún más acentuados que en otros sitios.

La vocación republicana de Menorca se ha perpetuado no sólo durante toda la posguerra sino incluso durante la transición. Franco pasó un día en la isla en 1960 y jamás volvió y su majestad El Bribón sólo atracaba en el puerto de Fornells una vez al año y siempre para sentarse a tomar una caldereta en algún restaurante. El hijo ha recalado allí con su mujer en un par de ocasiones para inaugurar algún centro de carácter benéfico. Y poco más.

La relación de Menorca con los Borbones ha sido escasa: Sin embargo, el bisabuelo del actual monarca ya dejó su impronta allí, al inaugurar el 20 de abril de 1904 la Lonja de Pescado de Mahón, en cuya entrada se exhibe una placa conmemorativa que dice que “Alfonso XIII se dignó visitar...” ¿Dónde se ha visto semejante expresión para celebrar una visita real?

Esta aparición de Alfonso XIII fue la que dio pie a la composición del himno mahonés. Una canción pegadiza, con letra y música muy sencillas, obra de una maestra local para agasajar al monarca en uno de los pasos de su recorrido, que incluía el primer colegio nacional de la isla; una canción que se popularizó hasta el punto de convertirse en himno aceptado por todos.

Queda por resolver la incógnita de su trasplante a Avilés. Aunque algunos avilesinos hayan defendido la autoría porque la conocen de toda la vida, es evidente que la huella de origen más antigua es mahonesa. Ahora bien, sigue siendo un misterio el cómo se trasladó de uno a otro lugar, un fenómeno que sólo es explicable si tenemos en cuenta el alma volátil del folklore popular que produce verdaderos milagros.

Se dice que ya desde los años 30 del siglo pasado coincidían mahoneses y avilesinos en la base militar de El Ferrol, donde algunos bisoños nostálgicos de la isla la entonaban. También se sitúa el traspaso del himno a la ciudad asturiana en el frente del Ebro, en un relato que sostiene las mismas características que el anterior. En cualquier caso, la canción se hizo muy popular entre unos y otros hasta ser considerada como el himno oficial de ambas villas que de vez en cuando se disputan la originalidad y la autoría de Es Mahón / Avilés.

     DdA, XVIII/5119     

No hay comentarios:

Publicar un comentario