Paco Faraldo
Durante el tardofranquismo, y hasta bien avanzada la loada transición, hubo en Asturias unos pocos periodistas a los que sabíamos que se podía acudir cuando era preciso airear una información comprometida, fuese esta una protesta laboral, una expresión de solidaridad con alguien «non grato» al sistema, un acto cultural que, los que daban las órdenes, consideraban un montaje de los conspiradores que no parábamos de enredar. Recuerdo, por ejemplo, a Lorenzo Cordero, a cuya mesa de La voz de Asturias, acudíamos para deslizar noticias y convocatorias que, gracias a él, siempre encontraban un espacio pequeño, pero suficiente, en su medio. Y seguro que olvido a algunos otros, pero no dejaré de citar a Vicente Bernaldo de Quirós, un rojo de bien siempre al servicio de la causa, nuestro infiltrado favorito en el diario El Comercio. Cándano, que siempre se llamó Xuan y no Juan Manuel, pertenece también a esa estirpe de periodistas comprometidos. Es el primero al que oí utilizar el concepto de «masa crítica», cuando andaba preparando lo que después sería la revista Atlántica. «No podemos lanzar nada hasta no contar con la masa crítica necesaria» repetía en aquellas reuniones iniciales. Y poco a poco puso en pie a publicación de la que fui también colaborador intermitente desde Portugal.
Por lo que le conozco, Xuan es un representante en estado puro de lo que quería decir Gramsci cuando enunció aquella máxima: «contra el pesimismo de la inteligencia, el optimismo de la voluntad». Es hombre que curra mucho y bien, pero sin postureos redentoristas ni entusiasmos suicidas que pasen por el filtro del análisis. Quiso hacer una revista importante que, al mismo tiempo, supiese criticar con valentía y proponer con profundidad, embarcándose en una lucha con un fuerte componente ético que contribuyese a regenerar el territorio. Lo consiguió, pero tengo para mí que siempre creyó que era un proyecto con fecha de caducidad, aunque necesario pese a los zarpazos que quienes, por acción u omisión, no dejaron de asestarle esos que siguen moviendo los hilos del entramado que emponzoña la región. La revista cerró, pero si repasamos todo lo publicado, no hay duda de que fue una batalla ganada. A Xuan le quedan otros cartuchos, supongo. Aunque todo va más bien del revés, él es de los necesarios.
DdA, XVIII/5107
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