Félix Población
Como cada 11 M
se celebró este año en el Auditorio Nacional la vigésima edición del habitual
concierto In Memoriam, en homenaje a las víctimas del terrorismo. Tomás
Caballero Martínez, hijo del sindicalista asesinado por ETA Tomás Caballero,
hizo una breve presentación del concierto como actual presidente de la
Asociación de Víctimas del Terrorismo. En ella no faltó una alusión a las
víctimas que está ocasionando la guerra en Ucrania. Incidió Caballero en la
necesidad de que en los centros educativos se cultive la memoria para que esa
lacra no se reproduzca en el futuro.
Hubiera estado
bien, puestos a hacer memoria, recordar a otras víctimas del terrorismo que
vienen siendo una negra constante desde 2003, aunque el Jefe del Estado las
haya olvidado también en su último discurso de Navidad. Me refiero a las mujeres
asesinadas por el terrorismo machista, 43 el año pasado, con 30 hijos e hijas
sin madre, y 9 hasta la fecha, en 2022. Es algo que debería considerarse en
cada una de esas ediciones anuales en las que suena la maravillosa Novena
Sinfonía de Beethoven convocando a la fraternidad. Se trata de un terrorismo sin fin que suma ya más
de 1.100 muertes desde 2003, unas cuantas más que las 853 del terrorismo ETA –ya
concluido- en 3.500 atentados a lo largo de muchos más años.
A juego con esa
amnesia está, con el acceso por primera vez a un gobierno autonómico de la
extrema derecha, el reciente pacto de coalición del presidente Mañueco con Vox para mudar el
nombre de la Ley de Violencia de Género en Castilla y León por otro que la
llame Violencia Interfamiliar, puesto que para la extrema derecha la violencia
de género no existe. También en esa comunidad pesará sobre la Ley de Memoria Histórica
un tratamiento similar al que le dieron los gobiernos de Rajoy, orgulloso de
ignorarla. ¿Para qué recordar que fue la extrema derecha la que impulsó un
golpe militar que ocasionó una crudelísima guerra y la más larga dictadura de
extrema derecha de Europa?
Puede que igualmente
se establezca en Castilla y León -siguiendo el ejemplo de Murcia- el llamado
pin parental en la educación, vetando actividades relacionadas con cuestiones
tales como el feminismo o la diversidad sexual, o que el acuerdo sobre “inmigración ordenada” se
interprete con el carácter racista y xenófobo propio de Vox.
El pre-estreno
del “moderado” Núñez Feijóo como líder del Partido Popular, con un gobierno
autonómico de esa guisa, augura malos tiempos para nuestra democracia porque
entra dentro de lo factible que el modelo Mañueco cunda y hasta pueda llegar a
La Moncloa, si no se le aplica cura, según apunta en verso mi estimado Félix
Maraña:
Hoy son Castilla y León/pero el resto viene luego;/ están preparando el fuego/ los leones y el ratón./ Asaltan la democracia,/ para minar su estructura/ y montar la voladura/ por dentro con eficacia./ Es una suerte de acracia/ que devendrá en dictadura/ si no se le aplica cura/ al monstruo liquidador./ Negro, muy negro el color/ de negra legislatura.
De momento, en
lugar de bases firmes para la cura, con una denominación común que agrupe a la
izquierda, proliferan egos y partidillos por aquí y por allá, en comunidades
autonómicas y ciudades, con los que el “monstruo liquidador” se lo está pasando
pipa.
LUH NOTICIAS DdA, XVIII/5108
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