martes, 1 de marzo de 2022

EL ARGUMENTO DE LAS MENTIRAS Y LA DESINFORMACIÓN NO SOLO SIRVE PARA PUTIN


Vanesa Jiménez 

Putin es comunista y yo soy la presidenta de honor de Hazte Oír. No ni ná. Putin es comunista, y además es nacionalista de extrema derecha, o de extrema izquierda, qué más da, si ya saben ustedes, porque se lo han repetido muchas veces en tertulias, editoriales y tribunas de este país, que si eres el coco en algún extremo estarás, y que sí, que la ultraderecha está mal, que son un poquito racistas, y un poquito xenófobos, pero que es por el bien de España, que en el lado opuesto está Podemos, que como mínimo son igual de malos, y encima llevan rastas, y van en chándal, y quieren quitarle el apartamento en Oropesa.

Putin es comunista y sus amigos tienen que salir del Gobierno de España. Pero ya. Oiga, caballero, que los amigos de Putin son Matteo Salvini, y Marine Le Pen, y Jair Bolsonaro, y Viktor Orbán… ¿Le suenan? Esos que quieren cargarse la Europa democrática. Por poca vista que tenga usted, internet está llena de imágenes en las que el líder de la ultraderecha española posa jubiloso con los amigos de Putin, que igual también son los suyos, que ya sabe aquello de que los amigos de mis amigos son mis amigos. A mí me han pasado una captura de Sputnik en la que Pablo Iglesias dice que no se puede apoyar a los nazis ucranianos y eso va a misa.

Putin es comunista y el presidente del Gobierno de España es un flojo. Que sí, que va a Europa como un campeón, porque Merkel no ha mirado a nadie como a él, y encima habla inglés, pero a la hora de la verdad, . Fíjense en el canciller Olof Scholz, eso sí que es un líder, que ya ha anunciado el envío de misiles tierra-aire y armas antitanque a Ucrania. Pero si hasta Portugal ha dicho que mandará armamento al país atacado. España es la última en apoyar a Ucrania y la culpa la tiene Maduro. Sí, se ha cerrado el espacio aéreo a las aerolíneas rusas, pero porque ha obligado Europa, que si no…

Esto que les cuento en tono irónico, el único que he encontrado para que no se me escapen varios improperios, sale en gran parte de cuentas de Twitter de personas con relevancia pública, muchas de ellas periodistas, con tribunas en medios de comunicación de este país. A mí me parece bien, que cada cual tenga libertad para expresar lo que considere oportuno. La estupidez y la indecencia, que muchas veces van unidas, son ambas osadas. Eso sí, la premisa es que levantemos las cartas y asumamos que las mentiras y la propaganda están en casi todas partes.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha anunciado un nuevo paquete de sanciones contra el régimen de Putin y entre ellas está la censura a las principales televisiones internacionales rusas. “En otro paso sin precedentes, prohibiremos la maquinaria mediática del Kremlin en la Unión Europea. Los medios públicos Russia Today y Sputnik, más todas sus filiales, no podrán extender sus mentiras para justificar la guerra de Putin y la división en nuestra Unión. Estamos desarrollando herramientas para prohibir su desinformación tóxica en Europa”, ha explicado Von der Leyen.

La información tóxica en Europa no se va a parar porque a los ciudadanos europeos nos impidan ver los canales de propaganda de Putin. Tampoco cesaría aunque cerraran Facebook, que es uno de los grandes nidos de información contaminada. Ni YouTube. Los medios de comunicación tienen sus propietarios y desde hace unos años estos son en gran parte fondos, bancos y empresas. La información no interesada es muy escasa. Hemos vivido pensando que un país vale tanto como su prensa y ya es hora de asumir que no. Que parte de la prensa apesta y que los ciudadanos son mejores.

La decisión de los Veintisiete, además de ser una suerte de canto de sirena, sienta un precedente muy peligroso. Uno según el cual nuestros dirigentes tienen el derecho a decirnos qué información podemos recibir y cuál no. Uno en el que se presupone que la ciudadanía no tiene ningún espíritu crítico, ni capacidad de disenso, ni autonomía intelectual. Y esto ocurre en un contexto de consenso casi generalizado sobre la figura de Putin, un tirano que está matando a gente. ¿Se imaginan qué pasaría en una Europa gobernada por fascistas?

Russia Today y Sputnik me dan igual. Como ciudadana intento alejarme de todas las máquinas de propaganda. De todas. Y como periodista la propaganda que más me preocupa es la que se esconde en los supuestos medios de calidad. Pero contra la censura voy a estar siempre. Por convicción, pero también como estrategia. La propaganda no se combate con vetos ni con prohibiciones. Solo la democracia real y la información veraz y libre pueden derrotar las tiranías. No sé yo si los medios de la UE pasarían el examen.

La información es un derecho, no ni ná. Un derecho que cuesta defender porque lo vemos más si no está. Y cuando eso pasa, ya hemos perdido otros derechos. Hay periodistas infames, y tenemos que combatirlos con fuerza. Pero cuando el poder cierre un medio, sea el que sea, o lo censure, preocúpense. Incluso en este caso. El argumento de las mentiras y la desinformación no solo sirve para Putin.

CTXT   DdA, XVIII/5097

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