viernes, 14 de enero de 2022

MALINOVSKY: UNA MENTE PRIVILEGIADA, UN BUEN HOMBRE

Puede ser una imagen de una persona e interior

Lazarillo

Por Pablo Batalla, autor de Los nuevos odres del nacionalismo español -libro muy recomendable en el que ando-, me entero del fallecimiento a los 102 años,  en Cracovia, de Tadeusz Malinowski. Es de esperar y desear que Pablo escriba sobre Malinowski algo más de lo que hoy nos resume: “Había nacido en 1919 y estudió en Vilnius, donde recordaba la segregación de los judíos en la Universidad y seguir con atención, como estudiante izquierdista, la actualidad de la guerra civil española; luchó en la segunda guerra mundial, donde pasó por Persia y participó en la toma de Montecassino; conoció el Gulag en Altái; vivió en Chile; recaló en Gijón, donde casó con y enviudó de dos hermanas. Estudió medicina, derecho y teología, tuvo una relación tormentosa con la fe que se sentía obligado a tener en la Polonia apresada por dos ateísmos pero acabó abandonando, y, ya nonagenario, se matriculó en antropología por la UNED. Recordaré siempre las tardes en su casa de la calle San Bernardo, repleta de libros y recuerdo, escuchando y dejándome embelesar por aquel torrente de vida y sabiduría. He tenido suerte en la vida por muchas razones, y una fue conocer a don Tadeo. Que la tierra le sea leve”. 

De Malinowsky, de cuyo matrimonio con mi profesora de Literatura en el bachillerato Sara Suárez Solís no sabía, nos queda esta frase: «Tengo una idea sobre el amor que es vindicativa. Eso de que amarás a Dios sobre todas las cosas, y a las personas como reflejo del amor a Dios, es algo que desvirtúa el amor. La Iglesia Católica dice que el matrimonio es cosa de tres: ella, él y Cristo. No, el amor tiene que ser amor pagano, de persona a persona, por la persona misma, un amor sin servidumbres [...] Quiza lo más importante que he hecho del lado intelectual: apartarme de la Iglesia» 

Alejandro Fonseca Torre comenta la noticia del fallecimiento de Malinovsky con esta breve semblanza: "Una mente privilegiada. Practicaré la mala costumbre de recordar lo menos importante de su vida, esos 4 segundos en los que coincidí con una ínfima parte de sus días. Fue en uno de mis primeros trabajos para Localia Televisión cuando le conocí, el documental que dirigí con guión magistral de Sara García Nespral tenía como protagonista a Sara Suárez Solís de quien Tadeusz seguía siendo absolutamente devoto y admirador. Se emocionaba con elegancia y sin remedio solo mencionándola, le brillaban los ojos y se veía en ellos la profundidad del recuerdo y su amor incondicional, intacto. Una buena idea de Alejandro Ortea como productor ejecutivo. Uno de esos lujos que te regala esta profesión. Fue un honor conocerle. Nos recibió en su casa. Una tarde inolvidable. Un libro abierto. Un filósofo. Un gran hombre. Un buen hombre".

       DdA, XVIII/5066       

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