martes, 4 de enero de 2022

FABIOLA DE BÉLGICA, LA CONDESA DE BARCELONA Y ALMUDENA GRANDES*

Félix Población

Entra dentro de la pequeñez moral e intelectual del actual alcalde Almeida manifestar que la escritora Almudena Grandes, recientemente fallecida, no merece ser Hija Predilecta de Madrid. Siendo deplorable esta manifestación, lo es mucho más si el mismo sujeto afirma que se ha visto obligado a otorgar esa distinción para aprobar los presupuestos de la ciudad. No he leído ni escuchado las razones por las que don José Luis considera que una de nuestras más leídas escritoras, cuya obra traducida a varios idiomas ha disfrutado y disfruta de general reconocimiento, no merece que su nombre quede unido a la de la ciudad a la que tanto amó. Me temo que hubiera sido peor saberlas, sobre todo conociendo la entidad del medio al que el alcalde hizo esa ignominiosa declaración. El sectarismo de la derecha incivil que padecemos, similar a la de aquella otra cavernaria que persiguió hace un siglo a don Benito Pérez Galdós, evidencia la magnitud de una lacra que no parece decrecer con el tiempo. Como Galdós, quiso Grandes hacer memoria en sus obras de creación de la reciente memoria de España, con la diferencia de que al escritor canario hasta la la derecha le reconoció sus méritos una vez fallecido. Llama la atención, en el caso de Almudena Grandes, que la novelista sea la tercera mujer en recibir el título de Hija Predilecta de Madrid por parte del Ayuntamiento. Hasta ahora solo la precedieron dos, y ninguna de ellas por sus méritos en el mundo de las ciencias, las artes o las letras. Se llamaban Fabiola de Mora y Aragón, hija de los marqueses de Casa Riera y esposa del rey Balduino de Bélgica, que obtuvo la distinción en 1960, y María de las Mercedes de Borbón y Orleáns, condesa de Barcelona y madre del padre del rey emérito huido de España, que es Hija Predilecta de Madrid desde 1990. De los 46 diplomas expedidos hasta ahora con esa distinción, solo los citados se otorgaron a mujeres, además del que durante la alcaldía de Manuela Carmena se le retiró a la hija del dictador, Carmen Franco Polo, que ostentaba el de Hija Adoptiva de Madrid. Es de resaltar, según hemos podido leer en InfoLibre, que es una normativa de la dictadura la que regula al día de hoy la concesión de estas distinciones, en las que se reserva el título de “Hijo Predilecto” para aquellas personas que “hayan nacido en la Villa” y que por  “por sus destacadas cualidades personales o méritos señalados, y singularmente por sus servicios de beneficio, mejora u honor de Madrid” hayan alcanzado “tan alto prestigio y consideración general tan indiscutible en el concepto público” que dicho título deba estimarse como “el más adecuado y merecido reconocimiento”. 

*Artículo publicado hoy también en El Salto.

UN CASO SIMILAR CON SARAMAGO EN PORTUGAL

No sé si se recordará a Almeida dentro de muchos años aunque, si así ocurre, probablemente no será por su gestión como acalde ni tampoco por la colección de adjetivos y denuestos que se vierten estos días contra él en las redes sociales. Su caso me recuerda bastante a Sousa Lara, el subsecrtario de Cultura de uno de los gobiernos de Cavaco Silva en Portugal, que vetó en 1992 la candidatura de Saramago a un premio literario europeo alegando que “El evangelio según Jesucristo” atentaba contra la moral cristiana. El revuelo consiguiente provocó su dimisión y el traslado de la residencia de Saramago a Lanzarote. Pero el escándalo no basta, si no se acompaña con argumentos sólidos que vayan más allá de la ira y el desahogo que provoca un acto como el cometido por el alcalde de Madrid. En la lógica del partido de Almeida es perfectamente entendible su opción. ¿Importa más la aprobación de unos presupuestos o ningunear a una conciudadana, por ilustre que sea?
Después de su acción, el insignificante Sousa Lara volvió a ser elegido diputado, luego salió del PSD y hasta hace poco, fue portavoz del partido CHEGA, la extrema derecha portuguesa, que también abandonó para no perder la subvención vitalicia que le corresponde como ex miembro del gobierno cuando cometió el desafuero contra Saramago. Un dechado de ética democrática. Puede que Almeida siga un camino parecido y transite cómodamente por la política española hasta que se le antoje y le sigan votando .¿Todavía no nos hemos enterado de que esto forma parte de la lógica del sistema aquí y allí? Se han aprobado los presupuestos de Madrid y nadie parece molestarse en estudiarlos para combatirlos con otros argumentos que no sean hablar de la baba o la estatura de Almeida. Esto parece lo urgente. Pero ahí nos quedamos. Muy bien vomitados, eso sí. Paco Faraldo

        DdA, XVIII/5056        

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