lunes, 20 de diciembre de 2021

VOX PERSIGUE EL SILENCIO

 


Félix Población

Para protestar contra el uso de la lengua catalana en el Parlamento el pasado jueves, un diputado de la extrema derecha, de muy alta formación militar, no utilizó la palabra que nos sirve para ese fin de modo democrático. Prefirió hacer uso del pateo, obedeciendo quizá a un rancio atavismo.

Ese mismo grupo parlamentario, esta misma semana, hizo uso de un himno de la Policía y la Guardia Civil para interrumpir un acto organizado por Unidas Podemos, con apoyo de parlamentarios de otros partidos, para respaldar a los jóvenes de Zaragoza que habían sido condenados por atentado a la autoridad por manifestarse contra un mitin de Vox.

Hace unos meses, el vicepresidente primero del Congreso  hubo de suspender durante diez minutos un pleno porque un diputado de Vox se negó a retractarse por haber llamado “bruja” a una diputada del Partido Socialista que defendía una iniciativa de su grupo para penalizar el acoso a las mujeres en las clínicas abortivas. El tal diputado se negó, acto seguido, a abandonar el hemiciclo a requerimiento del vicepresidente primero.

Me pregunto hasta qué límites se pueden permitir esta falta de respeto democrático de la extrema derecha, empeñada -con la colaboración estelar de un Casado en pugna con ese extremismo montaraz- en hacer del Congreso de los Diputados un escenario de bronca permanente que contribuya a su desprestigio, sobre todo si esa institución no se hace respetar. Estamos ante un partido que negó la legitimidad del Parlamento al elegir el vigente Gobierno, que no tiene reparo en admirar la dictadura franquista y que se muestra a favor de ilegalizar a determinados partidos constitucionales.

No es solo que su aprecio ideológico por la democracia sea históricamente infundado, sino que con actitudes como las aludidas trata de transmitir a la ciudadanía el descrédito de la propia institución parlamentaria, con lo que eso comporta de desgaste de la propia democracia.

Su ruidosa e inadmisible currículum desde que llegó al Congreso de los Diputados, tal como consta en las hemerotecas y jalean los medios afines, debería haber tenido alguna sanción o correctivo en la Casa de Todos. ¿Qué será lo próximo que se le permita, de seguir en esta tónica, como cabe esperar de su estrategia, pues no parece conocer otra y es la que mejor le va para sus fines?

Aunque poco se haya fomentado el conocimiento y cultivo de la memoria democrática en este país, deberíamos tener muy en cuenta lo que representa un partido de extrema derecha ahincado en su respeto y consideración al viejo régimen. Su propósito, con tanto ruido falaz y cenagoso, emula el de formaciones políticas similares en los años treinta del pasado siglo, artífices de un largo tiempo de silencio.

La última hora  DdA, XVII/5042

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