Le digo a mi estimado Álvaro Noguera que, así como no pocos escritores se han servido de la puñetera pandemia, de cuyo sucesivo oleaje no parece que acabemos de salir, para escribir libros de mayor, menor entidad o ninguna entidad que han empezado a ser publicitados al cabo de la primera ola que nos mantuvo confinados, las viñetas de Noguera en Diario16 bien merecerían un álbum que recogiera las que a gusto de su autor merecieran una selectiva recopilación. Álvaro, sin embargo, poco dado a la feria de vanidades, se limita a decirle a este Lazarillo que lo suyo son solo ocurrencias y que como tales las expone a la observación del respetable, sin más afán de posteridad que el de la actualidad siempre efímera. Doy por seguro, sin embargo, que un libro con lo mejor de su obra gráfica, sería celebrado no solo en la tierra y villa que nos unen memorial y sentimentalmente, sino más allá de Pajares. Estas líneas solo pretenden insistir públicamente en lo que le he dicho personalmente, por si algún editor de Asturias lo tiene a bien y mi apreciado amigo considera que sus ocurrencias merecen no quedarse solo en las nunca más etéreas páginas de un periódico, que ahora que se escriben mayormente en el aire. No faltan en la viñetas sus correspondientes bocadillos y/o títulos que las colman de sentido, como es el caso de la que hoy se publica en el citado medio: La danza de los mutantes.
DdA, XVII/5050
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