Marcelo Noboa Fiallo
Solemos utilizar la frase “meterse en un jardín”, cuando un personaje público (político, sindicalista, escritor, periodista…) se enreda en su intento de argumentar aquello que defiende o expresar su punto de vista sobre cualquier tema. Mariano Rajoy, nos ha dejado al respecto, perlas memorables que pasaran a la historia de sus 7 años de mandato.Creo que, en mayor o menor medida, todos nos hemos metido alguna vez en algún jardín y cuando lo recordamos, una sonrisa inevitable logra espantar los posibles malos momentos que pasamos.
Los pronunciamientos a los que nos tiene acostumbrados de mucho tiempo a esta parte, el nobel hispano-peruano, Mario Vargas Llosa, creo que no entran en la categoría de “jardines”, tiene más que ver con su propia ideología. Mejor dicho, con su deriva ideológica.En su último artículo, publicado en El País el pasado domingo, 17 de octubre, pretende justificar argumentalmente, lo dicho en la Convención del Partido Popular, donde fue la estrella de honor del evento, junto al corrupto Nicolás Sarkozi (condenado en primera instancia y a la espera de otro juicio).
Conviene
recordar que las declaraciones de Vargas Llosa, “Votar bien o votar mal…
algunos países suelen votar mal y luego lo pagan” se hicieron en el contexto de
la Convención del PP, que lo remataría anunciando su próximo voto al PP. Es
decir, votar bien es votar Partido Popular. Al igual que en Perú, en su día,
los peruanos votaron mal, al no votarle a él. El revuelo estaba servido y le ha
caído lo que no está escrito, ante semejante pronunciamiento que no puede tener
otro calificativo más que antidemocrático.
El
artículo-justificativo, no hay por dónde cogerlo. Es lo peor que he visto salir
de su pluma. Para empezar, el propio enunciado o declaración de principios con
el que pretende fundamentar todo el texto, dice “Los votos se inventaron en las elecciones libres para defender la
democracia”. A ver, señor premio nobel de literatura, los atenienses,
inventores de la democracia directa convocaban a todos los ciudadanos en la
plaza pública (el ágora) y, una vez reunidos, tomaban las decisiones que les
afectaban. Las democracias modernas inventaron el voto como sustitución de las
reuniones en las plazas públicas, por razones obvias. Pero, aquí viene el
pequeño matiz, señor Vargas, los partidos políticos no convocan a los
ciudadanos a las urnas para “defender la democracia” como usted señala, sino
para escoger entre distintas propuestas y los diferentes candidatos quienes pueden
resolver los problemas de los ciudadanos.
Defender
la democracia no se hace con votos. No he leído nunca que un partido político
presente como programa electoral “defender la democracia”. La democracia la
defienden, por ejemplo, los ciudadanos polacos que salen estos días a la calle
para denunciar la deriva autoritaria de sus actuales dirigentes o las
manifestaciones que, también en estos días, el pueblo nicaragüense se convoca a
sí mismo para denunciar la represión del tenebroso matrimonio que los gobierna.
(por cierto, del caso polaco usted nunca dice nada, pero sí se explaya en lo
referente a Nicaragua. ¿memoria selectiva?)
Insiste
de manera cansina y obsesiva sobre las supuestas irregularidades de las últimas
elecciones en Perú. Ningún organismo ni interno ni externo al Perú ha podido
certificar la denuncia que sólo prevalece en la cabeza del ilustre nobel. Todos
están equivocados, menos él. Los peruanos, en todo caso, siguiendo la patética
tesis del señor Vargas, “votaron mal”, porque debieron “votar bien” a Keiko
Fujimori, su candidata. “Votar bien” a una candidata corrupta que pretendía
librarse de una segunda condena que está al caer (la fiscalía le pide 30 años
de prisión) y, de paso, de salir elegida, ya tenía preparado el decreto para
liberar a su corrupto padre y criminal de lesa humanidad de la cárcel. Pero no
nos pongamos exquisitos, esto no son cosas relevantes, lo importante es “votar
bien”. Igual que no es nada relevante que pida el voto por el PP, partido al
que el Tribunal Supremo calificó de “organización criminal” para delinquir, lo
que motivó que, por primera vez en democracia, se lo apeara del poder mediante
una moción de censura. Partido que está envuelto en 67 casos de tramas
corruptas, muchas todavía pendientes de sentencias. Partido que no le importa
gobernar con los fascistas de Vox, quienes consideran que Franco no fue un
dictador. Nada, nada de esto es relevante. Lo importante es “votar bien”
Cualquier
acontecimiento de actualidad es siempre “bien” aprovechado por Vargas Llosa
para hacer el ridículo. En diciembre del 2019, en otro artículo infumable negó
la condición de indígena de Evo Morales y, más recientemente, en plena pandemia
(marzo de 2020) defendió la tesis de que “el
coronavirus nació en China porque es un país comunista”: “Nadie parece advertir que nada de esto
podría estar ocurriendo en el mundo si China Popular fuera un país libre y
democrático y no la dictadura que es “
Señor
Vargas Llosa, permítame un consejo de un admirador literario suyo desde que cayó
en mis manos adolescentes “Conversaciones en la Catedral”. Siga escribiendo. Se
le da muy bien, pero deje de flagelarse. Con la flagelación no va a conseguir
espantar a los demonios que le acechan por su pasado comunista. No pasa nada,
usted ha abrazado apasionadamente el neoliberalismo. Está en su derecho, pero
no intente convencernos de sus virtudes a costa de demonizarnos a los que
seguimos creyendo que, desde la izquierda, es posible un mundo mejor y que
jamás diremos quién vota mal y quién vota bien. Si usted finalmente no lo
entiende así, es que definitivamente tiene un problema…hágaselo ver.
DdA, XVII/4985
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