Félix Población
A la hora de valorar la última década, el lendakari Urkullu
ha sido lacónicamente obvio: “Estos últimos diez años han sido mejores que los
anteriores”. Se estaba refiriendo a los diez años que en este país no se mata
porque una organización terrorista, con más de medio siglo de historia criminal,
esperaba lograr así la independencia de Euskadi. Entre las manifestaciones de
Urkullu y las de Otegui, que ayer fueron noticia, son más de celebrar las de
este último por tratarse de un dirigente histórico abertzale que, según el
expresidente Rodríguez Zapatero, jugó un papel esencial para que ETA abandonara
de modo definitivo lo que el abertzalismo consideraba lucha armada. Arnaldo
Otegui ha sido esta vez rotundo al afirmar que el dolor causado por ETA “nunca
debió haberse producido” y al expresar “de corazón” que “sentimos enormemente”
aquel horror (sus palabras constan en este vídeo). Desde el Partido Popular se han tomado muy a mal
la alocución pública de Otegui al considerar que “se ríe de las víctimas”, sin
reparar para nada en la legislatura de visceral oposición a la negociación con
ETA que este partido mantuvo en su día contra el gobierno de Zapatero, artífice
del final de la organización terrorista. Lo recuerda hoy en elDiario.es el exjefe de gabinete de Tony Blair, uno de los mediadores para que ETA dejara de matar. Se llama Jonathan Poweel y a su vez intervino en el proceso de paz en Irlanda
del Norte: “El Partido Popular puso muy en peligro el proceso
de paz, y de hecho fue una de las razones por las que el Partido Socialista de
Euskadi no quiso hacerlo público, porque no querían ser atacados. Estaban
ligados de pies y manos durante la negociación. En Irlanda del Norte tuvimos
suerte porque el proceso de paz no fue objeto de lucha partidista”. Bienvenidas sean las palabras de la izquierda abertzale renegando de ese pasado atroz. Como también lo serían, en igual
sentido, las palabras del Partido Popular condenando la represión franquista y
no oponiéndose, tal como se hizo desde el gobierno de Mariano Rajoy, a que las familias de las víctimas reparen con dignidad la
memoria de quienes siguen enterrados sin nombre en fosas y cunetas.
DdA, XVII/4985
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