Lazarillo
La ley conocida por su eslogan, Solo sí es sí, fue defendida ayer por la ministra de Igualdad en el Congreso de los Diputados, blindando la libertad sexual y sufriendo los intentos de veto por parte de la derecha extrema y la extrema derecha, representadas respectivamente por el Partido Popular y Vox. Esos intentos han sido sobradamente rechazados en el Parlamento de la nación. En su presentación del texto, Irene Montero ha remarcado que la ley supone “un cambio cultural de los derechos de las víctimas” y que “las mujeres de este país, voten a quien voten, se merecen este acuerdo”, en una llamada a la bancada del PP a la concordia y el entendimiento. Más dura ha sido Montero al referirse a la ultraderecha, a la que ha acusado de “rozar la violencia institucional” con su negacionismo ante la violencia machista. De su discurso, que ha generado infinidad de comentarios y reacciones al instante en las redes sociales, se extraen dos minutos esenciales para entender por qué esta ley es necesaria. “Todas las mujeres saben que van a encontrarse con preguntas que las colocan como culpables de su propia agresión”, ha apuntado Montero. De inmediato, ha comenzado una retahíla de preguntas retóricas que tienen que oír las mujeres que han sufrido abusos sexuales: ”¿Te defendiste? ¿Qué llevabas puesto? ¿Habías bebido? ¿Habías consumido drogas? ¿Ibas sola? ¿Los conocías? ¿Les sonreíste? ¿Dijiste que no?...”. Todo ello, mirando a su derecha, a los diputados del PP y especialmente a los de Vox, que han reprobado obviamente su intervención. Estamos ante una ley histórica en la historia del feminismo en España y el hecho de que las derechas se hayan comportado, tal como lo hicieron esos dos partidos, las deja otra vez muy atrás, al margen de esa historia. Nada nuevo en España. Más bien muy viejo. Demasiado.
DdA, XVII/4982
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