viernes, 22 de octubre de 2021

LAS VOCES DEL 21 DE OCTUBRE DE 1937 EN GIJÓN

 


Félix Población

Ayer se cumplieron 84 años de la entrada en Gijón de las tropas sublevadas en 1936 que dieron lugar a la Guerra de España. Entre las imágenes que se conservan de ese día ese día encontraremos siempre, en los balcones de los edificios, las sábanas blancas. Aunque la guerra finalizó en Asturias ese día de otoño de 1937, la dictadura naciente impondría a partir de esa fecha sus tribunales/farsa de represión con la ejecución y cárcel para miles de los vencidos. Para nada sirvieron las sábanas blancas en miradores, ventanas y balcones de la ciudad que, con las banderas blancas en periodo de guerra, son señal de rendición, solicitud de parlamentar con el enemigo, alto el fuego o cese de las hostilidades. Se calcula que después de la ocupación de la región por el ejército sublevado fueron ejecutadas 4.500 personas. Quienes aparecen en esa instantánea, de camino hacia el centro de la villa -no sé si por la calle Ezcurdia o la Carretera de la Costa- son soldados de las Brigadas Navarras, cuyo cuarto batallón, Arapiles, fusiló en la madrugada del 27 al 28 de octubre a 17 trabajadores del hospital/manicomio de Valdediós (hombres y mujeres), situado en el hermoso paraje del valle de Boides, al que adornan la iglesia de San Salvador, una de las grandes obras del prerrománico asturiano, y el monasterio de San María, con su iglesia románica y su claustro renacentista. Lugares de paz y oración que vivieron esa madrugada una brutal masacre, magníficamente contada por el escritor Miguel Barrero (Cuando la sangre tiñó el valle de Dios). Siempre que Gijón llega al 21 de octubre de cada año, echo de menos en la ciudad que me crió un recuerdo para las víctimas que fueron ejecutadas por oponerse y luchar contra la dictadura franquista. Todavía habrá entre los gijoneses nonagenarios alguno que recuerde cómo se vivió ese día entre las personas de su familia o su barrio. Habría que buscarles la voz para saberlo y darle escucha, y prestar así mayor relevancia a una fecha en la que se inició la imposición por la fuerza y la barbarie de un tiempo de silencio que duró nada menos que cuatro décadas y trajo consigo la pérdida de las libertades para varias generaciones de españoles.

DdA, XVII/4988

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