Forma parte del
movimiento ciudadano "Imagina un Bulevar" y de la red Oviedo
Sostenible.
A pesar de todas las infografías presentadas
por el Miniterio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana en
su reciente encuesta sobre la Ronda Norte, resulta casi imposible
darse cuenta del paso de esta ronda por San Lázaro de Paniceres y
por el norte del pequeño monte que, como un peón adelantado del Naranco,
protege la urbanización de Las Campas. No acierto a saber si se
llama El Cantu, El Pando, o el Monte’l Tío,
tres denominaciones que aparecen en el SITPA (Sistema de
Información Territorial del Principado de Asturias), pero esta loma que
separa la ciudad del valle situado entre Villamar, Tresllames y Les
Mazes resulta un entorno natural tranquilo y apacible a un paso de la
ciudad.
La Pista Finlandesa y la carretera de
subida al Naranco son zonas bien conocidas y disfrutadas por las gentes de
Oviedo y sus visitantes, pero no son menos utilizados los caminos que salen
de Paniceres hacia Villamorsén, Villamar y Ules,
así como otros que llegan hasta Llampaya, Loriana y Lubrió,
todos muy frecuentados por paseantes, caminantes, y otros deportistas, contando
con la ventaja de que, pasada la citada loma de los tres nombres nos separamos
de la ciudad, a la que ya ni se ve, ni se oye, y casi no se ve su cielo tiznado
por la contaminación. Y es precisamente por este rincón por el que pasaría
la Ronda Norte, continuando por el valle que se encuentra
entre Villamar, Tresllames y Les Maces,
otra de las zonas de esparcimiento que bien merece un área de recreo como
tantas otras existentes en el Principado, tan escasas en la capital que las más
utilizadas están fuera del municipio, como El Llosalín en Bueño y La
Cebera en Lugones.
Además, es precisamente en Paniceres donde el Camino Primitivo se interna en la zona rural, dejando atrás las calles de Oviedo para transitar por una zona de gran valor paisajístico, a la que los hábiles redactores de la encuesta del Ministerio no hacen ninguna referencia. Los fotomontajes presentados para su valoración nos presentan las vistas desde Monte Alto hacia el oeste y desde Ules hacia Oviedo, en lugar de mirar hacia los terrenos que se pretende ocupar y mostrar el trazado de la autopista por encima del Camino de Santiago.
Que Oviedo es una ciudad de contradicciones bien lo sabemos, pero trazar esta nueva autopista, autovía, o como la quieran llamar, sobre el Camino de Santiago, y pedir al mismo tiempo el reconocimiento a la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad supone, como mínimo, someter a la comisión nombrada al efecto a un esfuerzo ímprobo, y hacernos pasar un ridículo espantoso a los demás.
Para quienes disfrutan de uno de los
entornos naturales que nos quedan en Oviedo, y muy especialmente para quienes
viven en Las Campas, La Florida y alrededores, que
ven compensada la incomunicación con el centro de la ciudad con este entorno
rural donde toda la flora y fauna asturiana se manifiesta con toda su belleza,
el destrozo que esta vía de comunicación va a causar será un golpe definitivo.
Y todo con la justificación de comunicarlos con sus vecinos de Ciudad Naranco, pero
sin que cambien en nada los accesos al centro de la ciudad, que seguirán
transitando por el calvario de La Argañosa, Marcelino
Suárez, Samuel Sánchez, Independencia, y los
atascos de la rotonda de la Plaza de la “Liberación”, que no puede
tener nombre más inadecuado.
No siendo esto suficiente, la ronda
continúa por el valle de Villamar-Tresllames – Les Maces, ocupando
también este entorno de una gran belleza paisajística y valor medioambiental,
invadiendo y destrozando la zona rural que muchos de los residentes de esta
área disfrutan.
Es necesario mencionar que toda esta
área residencial sufre un problema de comunicación severo, tanto para acceder
al centro de la ciudad como para comunicarse con la red de carreteras
asturianas, y no me cabe duda de la utilidad que tendría el tramo de esta ronda
que unirá Les Mazes con Piedramuelle, que les
permitiría acceder a la autopista del suroccidente y a la autopista A-66, tanto
hacia Madrid como hacia el norte. Además, la tramitación de este tramo podría
llevarse a cabo en un plazo muy razonable, con una distancia que apenas llega a
dos kilómetros y sin afecciones ambientales y paisajísticas severas, de modo
que se está perdiendo un tiempo precioso al incluir en este proyecto la
tramitación del tramo que discurre por toda la falta del Naranco. Cada uno
sacará sus conclusiones, pero uno tiende a pensar que no hay mejor plan para
evitar una inversión tan necesaria, como ampliar el marco de discusión y
complicar el debate introduciendo dificultades.
Con independencia de la apreciación que
cada uno tengamos del valor paisajístico, medioambiental y humanístico del
entorno del monte Naranco, el inicio de la tramitación de la vía de
comunicación de Les Mazes a Piedramuelle no debería demorarse, y quienes se
sienten perjudicados por el aislamiento de toda esta área deberían centrar sus
fuerzas en exigir esta infraestructura. No contentará a todos, y no será la
solución a todos sus problemas, pero mejorará su comunicación en un plazo que
podría ser muy corto. Muy, muy corto, especialmente si lo comparamos con el
tiempo necesario para ejecutar los túneles del Naranco y demás
infraestructuras, todas ellas con grandes dificultades geotécnicas,
medioambientales, paisajísticas y culturales.
Así, mientras discutimos sobre las
opciones y alternativas de la vía que transcurriría por la falda del Naranco,
destrozando todo el entorno natural más cercano y accesible, la salida hacia el
oeste sigue en el cajón de los proyectos atascados. Mejor sería que nos
preguntaran por las alternativas del trazado entre Les Maces y Piedramuelle, y
la forma de llevarla a cabo de forma urgente y por el trazado que diera el
mejor servicio a tantos vecinos de esta pequeña ciudad, la Gran
Argañosa, que desde su construcción, permanece aislada de Oviedo y de
Asturias.
Nortes DdA, XVII/4845
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