jueves, 9 de septiembre de 2021

EL ARZOBISPO DE OVIEDO PODRÍA LLEGAR A SER CASTRENSE


Félix Población

Dos noticias difundidas ayer, festividad del Día de Asturias, conmemorada como en años precedentes en la basílica de Covadonga con la presencia del presidente del Principado y el arzobispo de Oviedo. La primera tiene que ver con este acto, en el que el segundo de los citados suele ganarse cada año titulares de la guisa del que ayer se resaltó coincidentemente en los diarios de aquella región. Es como si en esas redacciones estuvieran esperando la soflama de su prédica, por encima de lo que diga el jefe del gobierno autonómico, cuya proverbial mansedumbre anteponiendo su creencia religiosa a la entidad aconfesional de su cargo y a la de la propia celebración civil no le inspira más que banalidades.

«Ya quisiera yo que niños abortados o ancianos y enfermos eutanasiados sin paliativos tuvieran la legislación protectora que se les brinda a los toros», afirmó el prelado Sanz Montes, que tachó en ese sentido de «mal asunto» cuando «la estocada se da en el seno materno, o cuando en el dolor terminal se da la puntilla al enfermo; eso es otra corrida subvencionada». Debe recordarse que la alcaldesa de Gijón (PSOE), compañera del presidente Barbón, eliminó las corridas de toros en aquella ciudad este mismo verano, por lo que muy posiblemente Sanz Montes se sintió llamado a reproducir en su homilía con devoción el ideario de la extrema derecha.

Sanz lleva ya una década al frente del arzobispado de Oviedo, después de que lo nombrara el papa Benedicto XVII. Su nombre suena ahora -según leímos ayer en un diario de Asturias- para alcanzar el arzobispado castrense de España, con rango de general de división. Formará parte de la terna de candidatos que el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Vaticano deben consensuar antes de ser entregada al rey. Será Felipe VI, a la muy vieja usanza,  quien decida finalmente el prelado que sustituirá al fallecido Juan del Río.

Podría pensarse que con este y otros titulares del mismo signo que se pueden rastrear en las prédicas de monseñor Sanz, uno de los más reaccionarios prelados españoles hace méritos para aspirar al arzobispado castrense, previa anuencia de la Corona, a no ser que esta institución considere inapropiado nombrar con cargo de general de división a quien coincide o comulga públicamente con los postulados políticos de la ultraderecha.

No será para Sanz un afán desechable ese para el que ya se airea su nombre. Como se sabe, el Ministerio de Defensa es el encargado de pagar las remuneraciones de  hasta 86 capellanes castrenses, considerados como funcionarios del nivel 26. Eso suma al año un total cuatro de millones de euros. El arzobispado castrense tiene la remuneración más alta entre las que corresponden a los obispos españoles, con algo más de 60.000 euros al año.

"Algo muy oscuro nace en la vocación intelectual de este arzobispo que le empuja a confundir el derecho a una muerte digna o el derecho a la autodeterminación de las mujeres a ser o no ser madres con el derecho o no a celebrar una lidia o el trato que los personas debemos mantener con los animales". Esto mismo escribe mi estimado Víctor Guillot en su columna de hoy de MiGijón, cuya lectura aconsejo, como siempre.

Léase@también: La corrida de Sanz Montes, por Víctor Guillot

   DdA, XVII/4945   

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