Pedro Fausto es compañero en esa búsqueda de Hilda Farfante, que ha cumplido ya noventa años de edad y espera algún día encontrar los restos mortales de sus padres, maestros republicanos asesinados en dos aldeas próximas a Cangas del Narcea. La búsqueda llevada a cabo recientemente en las localidades de Vega de Rengos y Bimedad, por donde tantas veces circuló en bicicleta quien esto escribe hace ya muchos años, no dieron resultados positivo, por lo que Hilda sufrió la lógica aflicción.
El mes que viene se cumplen 85 años de
esos crímenes del régimen que mantuvo durante cuarenta años una dictadura cruel
en este país y no quiero que falte mi abrazo solidario tanto para Pedro Fausto
como para Hilda, a quienes vemos en la imagen
con toda la pujanza de quienes se comprometieron en la dignísima lucha
de inhumar con el honor que merecen a quienes les dieron vida. Gente como
ellos honran con su proceder el que movió a sus padres en su lucha por la
libertad.
Frente a ellos sigue estando el proceder del Ayuntamiento de Madrid reponiendo en el callejero de la ciudad el nombre del general felón Millán Astray, tal como ocurrió durante la dictadura, en sustitución precisamente del que por muy pocos años recordaba precisamente a una maestra represaliada de la Institución Libre de Enseñanza: Justa Freire. El uno abominó de la inteligencia, según demostró en su enfrentamiento con Miguel de Unamuno en Salamanca el 12 de octubre de 1936, y la otra la cultivó, como hicieron los padres de Hilda hasta que los asesinaron.
DdA, XVII/4929
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