Lazarillo
No quiero dejar sin mención, después de haberlo visto ayer por la noche en La Dos, el magnífico espectáculo teatral que se nos ofreció ayer. Volver a encontrarnos en las pantallas de nuestros televisores con algo tan sobresaliente, después de añorar y seguir añorando el teatro en la televisión pública, es algo que debería hacer recapacitar a sus gestores para que esa añoranza se solvente. Miguel de Molina al desnudo, con la extraordinaria actuación de Ángel Ruiz, venía precedido por varios premios Max con toda justicia, concedidos el año del estreno de la función en 2016. Con dirección escénica de Félix Estaire y dirección musical de César Belda, tanto la interpretación teatral de Ángel Ruiz sobre un muy entretenido libreto, como su no menos encomiable acierto cantando las canciones de Miguel de Molina (1908-1993), rescatan la personalidad de un artista a la que la dictadura apaleó por sus ideas y, sobre todo, por ser homosexual, obligándolo a tomar el camino del exilio (Argentina, México, Arentina) en los primeros años cuarenta. El film Las cosas del querer, de Jaime Chávarri, rescató del olvido su figura con una versión libre de su biografía. En 1995 se hizo una segunda parte, también dirigida por Jaime Chávarri, cuya acción transcurría en Argentina. Según se desprende del libro Botín de guerra, donde se reúnen textos escritos por Miguel de Molina, la producción de la película no le pagó derechos por utilizar —de manera libre— su historia personal. Miguel de Molina se estaba mereciendo desde hace mucho este magnífico homenaje escénico a su memoria.
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DdA, XVII/4884
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