jueves, 8 de julio de 2021

LLENOS DE INFODEMIA: LA PESTE DE LAS MENTIRAS Y MEDIAS VERDADES


Alberto Vila

La comunicación pública en este país se caracteriza por la búsqueda de justificaciones imposibles por las prácticas más inaceptables de la dictadura franquista que aún se aplican actualmente.

El organismo social de España viene soportando desde los tiempos surgidos de la Transición una contaminación informativa, repleta de ocultamientos y falsedades, que produjo sucesivas enfermedades. La mayoría, dependiendo de la corrupción heredada del franquismo. A esta contaminación se la puede hoy llamar Infodemia”. El exceso de esta información produce una saturación del mecanismo de procesamiento de la comprensión que le llega a los destinatarios. A la vez, ofrece una escasa información útil para que el individuo pueda aplicar en los procesos de asimilación que activan sus conductas. Las usinas de mentiras, fakes. Los falsos analistas. Los mercenarios de la palabra. Todos, a la vez, impactan sobre las personas y las inoculan con todos los tipos de miedos y desconciertos. Lo que el maestro Eco llamaba “la Máquina del Fango”. Tienen una idea mezquina del bien común y de la solidaridad. Sólo protegen la avaricia infinita de sus amos y los intereses de sus grupos.

Esta crisis sanitaria es una ocasión apropiada para exigir información fidedigna de fuentes solventes. Opiniones de especialistas y científicos que trabajan en epidemiología o infectología. Debe evitarse que sigan practicando el Infontainament. Hacer pedagogía para eludir el bombardeo tóxico de las fakes que circulan en las Redes Sociales. Al tratamiento de las noticias como un espectáculo se las ha llamado así. El término indica que lo sensacional sustituye a la información veraz. La mayoría de los presuntos programas de radio y televisión del país lo practican. Acaban de eliminar la continuidad del programa de TV1 “Las Cosas Claras”. Para ello fue necesaria la complicidad de la abstención del PSOE en la junta de la corporación pública. Se procura el ocultamiento bajo la premisa de que lo que no se publica no ocurre. El espacio de Jesús Cintora será sustituido por programas “no políticos”.

El término infodemia” se hará familliar en los titulares mediáticos, y en el relato periodístico, en relación con la alerta de la Organización Mundial de la Salud. Según lo explica la propia Organización, la voz inglesa infodemic”, que es la voz original que emplea, se refiere a una sobreabundancia de información, alguna rigurosa y otra no, que hace que para las personas sea difícil encontrar recursos fidedignos y una guía de confianza cuando la necesitan. En castellano, se ha traducido por infodemia”, voz morfológicamente bien formada, que en el contexto de las noticias sobre el coronavirus se emplea con relación a la gran cantidad de información que hay sobre el tema, mucha de la cual son bulos o rumores, por lo que vendría a equivaler a “una epidemia nociva de rumores que se generan durante los brotes”. Con este mismo sentido la OMS ya lo lleva empleando unos años.

Debe evitarse el hacerse eco de los comentarios apocalípticos o infundados. Hacerlo es permitir la expansión de la infodemia que complica el trabajo de los gestores de la crisis o de la gestión para la efectiva recuperación socioeconómica de nuestra sociedad. Como son los casos de los filibusteros políticos, económicos o religiosos, que pretenden capitalizar esta situación en beneficio de sus intereses. El coronavirus nos está mostrando lo mejor y lo peor de la Sociedad Humana.

Al mismo tiempo, en estos momentos en los que la monarquía hace gala de su escasa utilidad como institución ejemplar, sus actos nos disuaden que sea un referente ético. Como resultado de su fracaso, sus defensores nos cubren de ilegítimas operaciones de infodemia, basadas en las mentiras y las medias verdades, con el único propósito de rescatarla de su perdición.

Las personas deben estar alertas.

La última hora  DdA, XVII/4888

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