domingo, 11 de julio de 2021

JAVIER VALENZUELA: VOX NO TIENE MIEDO PORQUE SIGUE DETENTANDO LOS PODERES ECONÓMICOS Y JURÍDICOS

Víctor Guillot

Javier Valenzuela (Granada, 1954) ha sido director adjunto y corresponsal del diario El País en Beirut, Rabat, París y Washington y asesor de comunicación de José Luis Rodríguez Zapatero durante los dos primeros años de su primer mandato. Durante la entrevista reivindica su figura sin nostalgia, preservando entusiasmo y rebeldía y un juicio crítico madurado a lo largo de cuarenta años de oficio. En 2013 fundó la revista tintaLibre, una revista mensual en papel publicada bajo la cabecera de infoLibre donde mantiene su firma como columnista.cEs autor del blog Crónica negra. Ha publicado trece libros, nueve periodísticos y tres novelas policíacas. Entre lo último, Pólvora, tabaco y cuero (Huso, 2019). Llega a la Semana Negra con El bien más preciado (Makma, 2021) bajo el brazo. En 2006 fue condecorado con la medalla del Mérito Civil por su labor en la comunicación internacional de España.

Tu libro El bien más preciado es una recopilación de artículos libertarios publicados en el digital infoLibre. ¿Cómo se construye una mirada libertaria habiendo sido parte de la redacción del diario El País y habiendo acumulado tanta experiencia institucional en el gabinete de comunicación del presidente José Luis Rodríguez Zapatero?

-Comencé en la revista Ajoblanco junto a Pepe Ribas en los 70. Como sabes, aquella revista reunía la tradición anarquista de la CNT, FAI con la contracultura de Berkeley y de Mayo del 68. Entonces Pepe Ribas, que es muy listo, me definió como un libertario pragmático. Hoy asumo plenamente esa fórmula. Mi ideal sigue siendo el del movimiento anarcosindicalista español, en la tradición de Bakunin o Camus. Me gustaría un mundo donde dominaran las ideas de libertad, igualdad y fraternidad. Probablemente estemos más lejos de eso que hace medio siglo, pero con el pragmatismo de la socialdemocracia mediática de El País o el grupo Prisa, como la socialdemocracia de Zapatero siempre mantuve mi independencia y mi criterio. Mis ideales permanecieron vivos en mi cabeza y en mi corazón. Siempre procuraré acercar el agua a mi molino y no hacer concesiones ni traiciones. Yo en El País no publiqué jamás un artículo que no tuviera absolutamente contrastado ni que fuera propaganda del régimen del 78, borbónica o del capitalismo del IBEX 35. No puede encontrar nadie en la hemeroteca un artículo de este tipo. Mis artículos hablaban de los trabajadores, los palestinos, las personas enfermas, bombardeadas, las víctimas. Por otra parte, mi colaboración con Zapatero consistió en dos cosas que reivindico hoy: la retirada de las tropas españolas de Irak en la que nos había metido José María Aznar. Zapatero me pidió que le ayudara mediáticamente en la esfera internacional y fue una misión cumplida. Mi segunda tarea consistió en lo que se llamó la alianza de las civilizaciones que básicamente pretendía en no satanizar a los musulmanes y buscar puntos de unión sobre la base de los derechos humanos entre comunidades. Hoy estoy muy orgulloso de mi trabajo con Zapatero, al que la historia está poniendo en su lugar. Ha sido el presidente de gobierno más progresista y más honesto de la historia de la democracia española

-Me imagino que cuando Zapatero anunció la retirada de las tropas hubo presiones inimaginables.

-Tuvimos mucho miedo. Las amenazas de la diplomacia norteamericana fueron increíbles. Nos decían que iban a hundir a España en el ostracismo y el aislamiento internacional,

-¿Hay comunicaciones diplomáticas de todo eso?

-Por supuesto, del Departamento de Estado y del Pentágono donde se venía a decirnos que sobre España iba a caer la mayor de las desgracias. No solo consideraban la retirada como una rendición ante Al Qaeda y Bin Laden. Decían que nos iban a poner en la picota de las naciones libres y económicamente también, contando con la ayuda de la quinta columna norteamericana en España que fue el Partido Popular y los medios de comunicación afines. Ellos también decían que estábamos locos y que íbamos a llevar a España a la ruina. No fue el caso porque España tuvo la habilidad y la fortuna de aliarse de inmediato con la Francia de Chirac y la Alemana de Schrader. Efectivamente, pudimos crear un contrapeso económico y político que permitió no quedarnos aislados junto a dos países tan importantes como Francia y Alemania. En esa nueva alianza, los norteamericanos rebajaron el nivel de las amenazas y se limitaron a decirnos que no invitáramos a terceros a seguir nuestro ejemplo.

“Zapatero en Venezuela está teniendo una postura valiente, aunque nadie le aplauda”


-¿Cómo fue la reacción del Jefe del Estado Mayor y del conjunto de las fuerzas armadas españolas?

-Fue muy disciplinada. A las ordenes del presidente. Y yo creo que en el fondo, bastantes de ellos se sintieron orgullosos de que los españoles hubieran reafirmado su soberanía nacional. El respaldo internacional de Francia y Alemania primero, de México y Brasil después, puso de manifiesto que España no cayó en la leprosería de las naciones. Pero estábamos tan asustados en La Moncloa que hasta el ruido de un helicóptero en alguna ocasión nos hizo pensar que los militares iban a tomar La Moncloa. Por supuesto que no.

-¿Como analiza el papel que está jugando ahora el ex presidente Zapatero como mediador en Venezuela? ¿A qué se debe la falta de respaldo institucional en España?

-Yo no soy chavista. Cuando cubrí información en la Venezuela de Chaves encontré una situación de miseria, en un país petrolero, con una base social realmente deprimida. No me gustaba ver aquel exhibicionismo. Yo creo que el gobierno de Pedro Sánchez estaba cometiendo una gran cagada cuando apoyó tan entusiastamente a Guaidó. Me pareció un error monumental. No había necesidad de que Sánchez fuera tan beligerante con este particular que la historia ha puesto en su sitio. El tal Guaidó no es nadie. Pero aquí se le recibió con honores institucionales por un exceso de celo de Sánchez y también de Borrell, entonces ministro de Asuntos Exteriores, solo por demostrar que estaban contra Maduro y con los EEUU de Donald Trump. Me pareció mucho más inteligente la postura de Zapatero que vino a decir: ni Maduro ni Guaidó. Ni chavismo ni oposición venezolana. La oposición venezolana está mas unida a Miami que al pueblo venezolano. Creo que Zapatero, en ese sentido, está teniendo una postura valiente, aunque nadie le aplauda.

-Parece que vive la soledad del beduino en el desierto.

-Cierto. La derecha lo ataca y el grupo Prisa también, que sigue lastrada por el felipismo y Juan Luis Cebrián con una actitud muy equivocada con Venezuela, que lejos de mantener la neutralidad o la objetividad, ha sido realmente militante, beligerante con el antichavismo. Aún recuerdo la inefable foto de un falso Chávez agonizando. Eso fue una fallo deontológico de El País empujado por su beligerancia. Por supuesto, esa beligerancia está alimentada por los intereses editoriales del grupo Prisa en América Latina.

-Acaba de acontecer hace unas horas una crisis de gobierno. Haga su valoración.

-La crisis era necesaria. Creo que tenía que haber existido una reducción de carteras. Debería haberse pactado una reducción común entre el PSOE y Podemos. La sociedad lo está reclamando. Me gustaría que esas carteras tuvieran peso político, poder y eficacia. Carmen Calvo ha cometido notables torpezas políticas y mediáticas. Y Ábalos también. En términos de comunicación política eran dos ministros torpones, quemados, ha hecho bien en desprenderse de ellos.

-Una figura aparte es la de Ivan Redondo, que ha dimitido.

-Creo que Pedro Sánchez dependía demasiado de él y no es precisamente un genio de la comunicación. Un personaje cuya experiencia anterior había sido la comunicación institucional del anterior presidente conservador de la Junta de Extremadura no me parece que sea una figura relevante. Al contrario, se movía entre la mediocridad y la obviedad. Sánchez también tiene defectos de mediocridad política, confiaba demasiado en él. La respuesta de anteayer de Sánchez a Alberto Garzón me ha parecido de una zafiedad tabernaria extraordinaria. Es cierto que Garzón fue inoportuno con el tema de la carne, cuando los españoles estamos a otros problemas como la reactivación económica o la vacunación, pero desde luego, la respuesta del presidente del gobierno fue indigna y desleal hacia un compañero de gobierno.

-Y usted como experto en comunicación política qué habría dicho.

-No es incompatible apoyar a nuestros ganaderos españoles con la recomendación de una dieta saludable. Ya está. Este es un ejemplo. La comunicación del gobierno de Pedro Sánchez no ha sido muy brillante durante la pandemia. Se ha echado en falta mayor claridad y contundencia y menos paternalismo.

-Si hay que buscar una némesis de Iván Redondo, esa es Miguel Ángel Rodríguez, que si ha sabido construir un contrarelato más eficaz de la derecha.

-Creo que MAR es un brillante comunicador político de la derecha, buen discípulo de la escuela republicana neo-con norteamericana, ha creado un personaje y un relato perfecto para Isabel Díaz Ayuso desde las elecciones madrileñas. Y también creo que la izquierda, el PSM y el gobierno de Sánchez, no supieron elaborar un discurso que afirmara que la libertad no es contaminar, no es especular, no es mentir, no es difundir el virus. La libertad es todo lo contrario. Y usted, que se ha opuesto al divorcio, al aborto, a la eutanasia, qué clase de liberales son ustedes. A su bandera de la libertad había que oponerle esta otra. En este combate ha ganado MAR, cultivando las bajas pasiones, contra un Gabilondo que aburre hasta a las ovejas. Me quedo con el discurso de Mónica García y Más Madrid que fue capaz de construir un discurso de la libertad desde la salud pública y este discurso consiguió que Más Madrid sea el primera partido progresista de la Comunidad.

“Calviño mantiene una actitud timorata que bascula con los empresarios y los bancos”

-Cree que se ha abusado de la figura del Spin doctor y sus relatos en detrimento de la política clásíca que elaboraba discurso, propuestos y objetivos.

-Todos los estudios demuestran que con comunicación o propaganda puedes engañar a bastante gente por bastante tiempo pero no a mucha gente mucho tiempo, porque las opiniones se conforman por las condiciones objetivas. La opinión de la gente se formula en base a si tiene trabajo o no lo tiene, si le han subido el sueldo o no, si tiene un centro de salud o no, si sus hijos han encontrado trabajo o no, si sus pensiones han sido revalorizadas conforme al IPC o no. Por eso lo que la izquierda tiene que dar a la gente, a mis hijas, a ti o a mí son hechos. La principal gran victoria de los hechos del gobierno de coalición de estos dos años ha sido la figura de los ERTEs de Yolanda Díaz que han protegido a más de un millón de españoles. Mis hijas y los españoles saben que esos ERTES son de Yolanda Díaz. Y da igual que aparezca mucho IDA o Pedro Sánchez, saben que son de Yolanda. porque durante un año y medio han cobrado 800 o 900 euros cada mes y han podido sobrevivir. Al final, cada uno crea su criterio no sólo en función de la ideología o la comunicación, sino a través de los hechos.

-Yolanda Díaz desde el ministerio ha sabido asimilar el lenguaje y los códigos de la institucionalidad sin menos cabo de su sentido de clase y la tradición sindical a la que pertenece.

-Totalmente de acuerdo. Es una buena formulación. Institucionalidad, seriedad, laboriosidad, pero esta es la tía que tendrá a los empresarios sentados en una mesa hasta las tres de la madrugada para firmar la renovación de los ertes, la subida salarial o la reforma laboral, porque, como tu has dicho, viene de esa tradición sindical de la negociación colectiva y eso es lo que hace que sea la política más popular de España según la última encuesta del CIS. Ahí Pablo Iglesias fue listo, generoso e inteligente al cederle el liderazgo de la coalición.

-¿Habrá cisma dentro de Podemos?

-Me temo y lamentaría que hubiera un cisma entre la tradición del PCE e IU y los lideres de Podemos. Espero que no pero existe esa posiblidad. Yo veo al Podemos de Belarra centrado en la gestión de las minorías y poco centrado en los asuntos socioeconómicos como el trabajo, la educación. Yolanda es más transversal que Irene Montero o Belarra. En EEUU, Biden supo ver que el Partido Demócrata se había convertido en una coalición de minorías y que había perdido transversalidad de la clase trabajadora. Era un contrasentido que fuera Donald Trump quien apelara a los trabajadores. Podemos no puede abandonar los ejes transversales de la clase obrera y focalizar su política en la gestión de minorías. Yo estaba de corresponsal en Washington cuando Bill Clinton dijo aquello de «It’s the economy, stupid». Supo ver que había que construir un discurso en torno a la reactivación industrial, las condiciones laborales, la subida salarial. Y ganaron los demócratas dos veces consecutivas. El PSOE también ha abandonado estos asuntos hasta antes de ayer. En la crisis vuelve a darle más peso a Nadia Calviño en el gobierno. A mí me hubiera gustado la desaparición de Calviño. Hubiera preferido un socialdemócrata más clásico y más ortodoxo. La veo como una burócrata de Bruselas que llega cuando el FMI, Bruselas o la OCDE están reclamando un retorno al viejo keynesianismo que defiende más gasto público, más inversión pública, subida de salarios. Y ella mantiene una actitud timorata que bascula con los empresarios y los bancos.

-El auge de la ultraderecha sigue vivo. Antes mencionábamos a Pablo Iglesias. El día que dijo “el miedo está en el otro bando”, despertó el miedo, ¿se lo entregó a VOX?

-Fue una notable cagada. Su retirada fue digna de aplauso y en alguna columna me referí a ello. El miedo sigue estando entre la mayoría de las clases populares. El verdadero miedo consiste en no perder tu trabajo, en que haya una sanidad pública que te respalde si ten diagnostican un cáncer y sigue estando aunque el gobierno se llame de coalición progresista. Y Vox no tiene miedo porque sigue detentando los poderes económicos y jurídicos.

-¿Crees que la izquierda no esta sabiendo acotar el espectro sociológico de VOX?

-La derecha con el reaganismo y el thacherismo se renovó en los 80 y en la primera década de 2000 irrumpe una ultraderecha que introduce elementos de modernidad con el trumpismo o el lepenismo: el uso inteligente de los medios audiovisuales y las redes sociales. A eso súmales la incorporación de los deseos de los trabajadores. Consideran que la socialdemocracia, por su entrega a ala globalización ha abandonado la empresa localizada. Europa y la globalización se convierten en una fuente de destrucción de empleo y para evitar eso hay que rescatar la soberanía nacional. La ultraderecha contemporánea está formulando muy buenas preguntas, pero sus respuestas son aberrantes.

MiGIJON.COM  DdA, XVII/4890

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