miércoles, 14 de julio de 2021

IBRAHIMA Y MAKATE



Félix Población

No todo fue brutalidad y vileza la madrugada en la que un grupo de energúmenos linchó al joven Samuel en una calle de La Coruña. Habrá quien haya podido ver las imágenes que reflejan esa bestialidad. Yo no estoy ni creo que estaré predispuesto nunca a esas u otras similares, aunque ciertos medios audiovisuales se hayan prodigado en ofrecérnoslas de manera reiterada.

Se ha tardado mucho en saber que al lado de esa rabiosa y criminal homofobia hubo esa noche también un comportamiento ejemplar, mucho más digno de difusión, protagonizado por dos personas a las que ciertos partidos políticos criminalizan por carecer de papeles. Se trata de dos jóvenes ciudadanos senegaleses sin apellido conocido, Ibrahima y Makate, que intentaron ayudar el pasado 3 de julio a Samuel Luiz para que su vida no quedará rota para siempre sobre el asfalto. 

El testimonio del delegado del Gobierno avala la intervención de esos dos migrantes tratando de evitar lo que luego por desgracia ocurrió. Ninguno de esos jóvenes tiene regularizada su situación en nuestro país, por lo que la Delegación del Gobierno en La Coruña solicitará a la Secretaría de Estado de Migraciones que se les resuelva a ambos para que puedan residir y trabajar en España.

Es lo menos que un Estado puede hacer ante reacciones solidarias por parte de quienes han venido a nuestro país a buscarse la vida y son los que se aprestar a defender la de otros frente a los sicarios del odio. Más que las imágenes del asesinato de Samuel, necesarias policialmente para detener a los autores del asesinato, los telediarios deberían ofrecer las que han protagonizado esos dos jóvenes senegaleses tratando de evitar un crimen.

Nos hacen falta imágenes así frente a cierta cartelería racista de la extrema derecha, en la que se criminaliza a los Menores Extranjeros no Acompañados (MENAS) sin que para algunos jueces eso sea condenable, tal como ocurrió no hace mucho con la propaganda electoral de Vox en Madrid. Una información gráfica como la primera refuerza los valores democráticos gracias al valor y humanidad de quienes la protagonizan. No tengo qué decirles lo que ocurre con la segunda y con la condescendiente sentencia de determinados magistrados porque es obvio.

   DdA, XVII/4893   

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