Fernando de Silva
En este país a toro pasado todos somos muy listos. Ya ocurrió cuando se declaró el confinamiento, y muchos dijeron que ya se sabía lo que no se sabía, y otros que llegaba tarde. Y ahora el Tribunal Constitucional se explaya con elucubraciones doctrinales que son más propias de una tesis doctoral de una sentencia de tanta transcendencia.
Lo llamativo es que el propio Tribunal Constitucional, en resoluciones de menor rango, ya tuvo ocasión de pronunciarse, y en ningún momento cuestionó que el estado de alarma no fuese suficiente para dar cobertura legal al confinamiento domiciliario. Pero ahora, cuanto todo ha pasado, es más fácil pronunciarse sobre el sexo de los ángeles, aunque haya sido por una raquítica mayoría de 6 a 5, algo así como ganar a los penaltis después de la prorroga.
Parece evidente que esta mayoría surge por una falta de renovación de sus miembros, propiciada por el PP, que se mantiene conservadora, cuando los tiempos han cambiado; y no tengo la menor duda de que existe un componente político en la decisión, con la evidente intención de desgastar al Gobierno. Porque la Sentencia es una pura aberración, que no se sostiene jurídicamente, y sienta un precedente nefasto e indeseable.
Señores magistrados del TC, el estado de excepcion es para otras situaciones y para otras cosas, y no para hacer frente a una pandemia. Estoy deseando poder leer los razonamientos de los cinco votos particulares, que a buen seguro les sacarán los colores a quienes han osado frivolizar con un tema de tanta importancia.
Ya teníamos un cementerio de elefantes en el Tribunal Supremo, y ahora tenemos otro de mayor nivel. Si fuese creyente diría “Dios nos coja confesados”; pero me conformo con lo que piensen de esta decisión fuera de España, que será de estupefacción ante tanto despropósito.
DdA, XVII/4895
No hay comentarios:
Publicar un comentario