lunes, 12 de julio de 2021

BILBAO TAMBIÉN HOMENAJEÓ A HITLER POR SU CUMPLEAÑOS EN 1942



Félix Población

El pasado 9 de julio firmaba un artículo en este DdA y en El Salto, donde colaboro habitualmente desde hace más de tres años por parecerme uno de los medios críticos más respetables de este país, en el que hacía memoria (Los nombres de la memoria, se llama mi sección en este periódico) de los homenajes que se le rindieron a Hitler y a la Legión Cóndor de Gijón. 

El primero se celebró con motivo del cumpleaños del Führer en 1939, al poco de acaba la Guerra de España, y el segundo tres meses después de la aviación hitleriana bombardeara la ciudad, días antes de que fuera ocupada por las tropas sublevadas el 28 de julio de 1936. El hecho de que localizara ambos homenajes en la ciudad asturiana no quiere decir, obviamente, que fuera la única, pues las nuevas autoridades franquistas estaban rendidas al "embrujo" de la Alemania nazi en todo el país. En Gijón, sin embargo, el desfile de la Legión Cóndor por las calles de la ciudad se hizo cuando todavía estaban presentes los derribos ocasionados por sus aviadores y también estaba muy vivo el recuerdo de las víctimas ocasionadas a lo largo de la guerra. 

No teníamos constancia de un homenaje así en el País Vasco, después de la masacre ocasionada por el bombardeo de Guernica, pero una amable lectora ha tenido a bien aportar a mi artículo una fotografía y un comentario que la documenta y da cuenta del homenaje a Hitler por su cumpleaños celebrado en el teatro Arriaga de Bilbao en 1942. Nazis y franquistas ocuparon al pleno -tal como se observa en la fotografía- las butacas de dicho teatro para asistir al concierto de la Orquesta Filarmónica de Berlín. 

Por si alguien supone que al frente de la celebérrima orquesta estuvo Herbert von Karajan, que la dirigía desde 1937, debemos recordar que el Führer no congeniaba con Karajan desde que el ya prestigioso y entonces joven director se equivocara en un concierto en homenaje a los reyes de Yugoslavoa en 1939. Lo que se cuenta es que Karajan, al dirigir sin partitura Die Meistersinger von Nürnberg, se equivocó y los cantantes se detuvieron, por lo que el dictador dijo a Winifred Wagner que Karajan jamás volvería a dirigir en Bayreuth mientras él viviera. Se dice que este incidente, bien aireado por el músico, salvó después de la guerra su exitosa carrera internacional. En todo caso, las hemerotecas podrán probar o no la presencia de Karajan en Bilbao en 1942.

Convendría que estos episodios estuvieran presentes en los libros de Historia que estudian las jóvenes generaciones, para mayor conocimiento del régimen franquista y mejor preservación y estima de los valores democráticos  que todo país que lo sea debe cultivar.

     DdA, XVII/4891     

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