Lazarillo
En la primera vuelta de las elecciones en Perú, el candidato a la presidencia de aquel país, Pedro Castillo, sacó seis puntos a la candidata de la derecha Keiko Fujimori, hija del dictador Alberto Fujimuri, bajo cuyo mandato a lo largo de diez años se cometieron todo tipo de desmanes represivos, con miles de muertos, torturados y encarcelados. Fue también una constante la corrupción y el saqueo de las arcas públicas. No lo digo yo, lo dijo en su día el excelente escritor y potentado ciudadano Mario Vargas, tal como se puede escuchar en el vídeo que ilustra este comentario. "Si triunfara en los comicios Keiko Fujimori, escuchamos por un lado, sería como reivindicar aquella dictadura sangrienta, la democracia desparecería en Perú", manifiesta el autor de La ciudad y los perros. Sin embargo, Vargas Llosa asegura ahora que votará a la hija del dictador porque cree que "ha hecho suficientes explicaciones" sobre el tiempo de su padre y la cree con garantía de arrepentimiento, esto es, sin posibilidad de dejar en libertad a todos los condenados y encarcelados que junto a Alberto Fujimori están en las cárceles peruanas, algo que el propio Vargas afirmó que ocurriría de vencer su hija en las elecciones. Desconozco la influencia que tendrá el escritor en la sociedad de su país, donde al parecer la brecha entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori está ahora entre uno y dos puntos porcentuales, pero los electores que acudirán el domingo a las urnas deberían reparar en la actitud de uno de sus más reconocidos ciudadanos, cuya palabra tiene tan poca credibilidad como la de una veleta que gira según mandan los vientos de la reacción y los oligarcas. ¿Que está ocurriendo en Perú -cabe preguntarse también- para que partiendo con casi la mitad de los votos efectivos Pedro Castillo y con solo menos de un tercio la hija del dictador, ésta haya logrado reducir la distancia? En el diario El País leemos que se ha apoyado en la polarización. Y probablemente -añado- en gente con el criterio tan volátil e interesado como el de don Mario Vargas.
DdA, XVII/4866
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