miércoles, 23 de junio de 2021

VACUNAS TAMBIÉN PARA LOS PARIAS DE LA TIERRA

 

Vicente Bernaldo de Quirós

   Parece que se empieza a allanar el camino para conseguir que todos los países, pobres o ricos, dispongan de dosis de vacunas, después de que diversas instituciones, incluidas naciones poderosas, han planteado la posibilidad de eliminar las patentes que suponen una carga económica inasumible para determinados gobiernos. Y las acogidas de las propias farmacéuticas no han sido demasiado contrarias.
   Los propios Estados Unidos fueron de las primeras naciones que reclamaron la eliminación de las patentes. Es un pequeño detalle de la presidencia del demócrata Joe  Biden, que había sido imposible, hasta el momento, debido a la contumacia del anterior jefe del Estado yanqui, el desafortunado Donald Trump. Esta propuesta estadounidense abre la puerta de la esperanza a que haya vacunas para todos.
   También en nuestro continente el Parlamento Europeo se ha hecho eco de la petición de eliminación de las patentes, lo que no ha corroborado parte de la Comisión Europea. No sé porqué (de hecho sí lo sé y me indigna) los burócratas del Ejecutivo comunitario que no han sido elegidos por votación popular, sino por designación de sus gobiernos, ponen palos en las ruedas de la vacunación masiva, ya que, además perjudica sus propios intereses, solo por defender posiciones cortoplacistas.
   Con la eliminación  de las patentes, una vez que se tome la decisión a no demasiado tardar, algunas naciones como India y Sudáfrica podrían empezar a fabricar los genéricos en su territorio y facilitar que todos los habitantes del mundo puedan acceder a los pinchazos que inmunizan del coronavirus. Es una medida tan necesaria como justa y racional.
   Necesaria medida por la que los países que no puedan acceder por motivos económicos a las vacunas, estarán en disposición de recibir las dosis correspondientes a precios muy asequibles para cualquier economía y, además, permite que todo el mundo se convierta en inoculado y, por lo tanto, en incapaz de contagiar a otro ser humano.
   Aunque sea por egoísmo nacional, muchas capitales,  incluido las empresas del sector ven con buenos ojos el fin de las patentes, ya que es bastante inconsecuente que muchas naciones tengan a sus ciudadanos vacunados y el resto alejados de la provisión de las dosis, lo que significaría una muy clara y mayor división entre ricos y pobres y la imposibilidad de viajar a determinados países.
  Utilizar las vacunas como elemento de chantaje, tal y como hicieron los sionistas israelíes con los habitantes de la Palestina ocupada es una prueba más del sadismo del terrorismo de Estado que practica Tel Aviv, pero lo peor es que esa maniobra sectaria tiene un efecto boomerang en el territorio judío, que ha ocasionado que en dos zonas del país  en las que se había permitido librarse de las mascarillas, han tenido que revertir la medida. Y es que si los palestinos no reciben este antídoto, el coronavirus puede contagiar a muchas personas vulnerables. Y ya veremos que pasa con los supuestamente inmunizados. Nos lo dirá el tiempo.
   Cuanto antes reciban las vacunas los parias de la tierra, mucho antes podremos empezar a pasar a página de la pandemia. Y de esto son conscientes la mayoría de los gobernantes de los países con capacidad de decisión e influencia. Si lo hacemos bien, posiblemente en un plazo de tiempo relativamente razonable, recordaremos la Covid 19 como una pesadilla de la que hemos despertado. Sanos y salvos.

   DdA, XVII/4884   

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