domingo, 6 de junio de 2021

UN MUNDO QUE NO ES EL MÍO, NI EL DE MUCHOS QUE LEAN ESTO


Fernando de Silva

Ayer fue un día muy extraño para mi. Era como si viviese en un mundo que no era el mío pero estaba en él. Por la calle solo escuchaba banalidades, aunque quienes hablaban lo hiciesen como mucha convicción, como si dijesen algo importante. Entré en una farmacia, y una mujer pedía una mascarilla morada, para que le hiciese juego con su bolso. Nadie hablaba de algo importante ni sensato, pero todos se consideraban poseedores de la verdad, como si ésta existiese. Encontré cobijo junto al mar, al comprobar que la naturaleza seguía tan sabía, e ignoraba nuestra ignorancia.

Ya en casa, me puse a escuchar música de la de ahora, y pensé que había nacido en otro mundo, porque sus letras se habían convertido en las destrucción de la imaginación. Decidí entonces ver la televisión, y era incapaz de estar más de un minuto en el mismo canal. Todo eran opiniones encontradas y sonrisas hipócritas; se combatía para saber quién era más ignorante, como si fuese una virtud no saber de nada y opinar de todo. Y me quedé dormido en la butaca, pensando que era lo mejor.

Esta noche dormí muy bien y soñé mucho; tanto que los sueños se mezclaban entre si y me cuesta descifrarlos. Soñé con el respeto y el orgullo de estar en este mundo, con los cambios sociales necesarios, con la esperanza y la creatividad. Soñé que por la calle se paseaban seres solitarios, llenos de conocimientos y pensamientos sensatos, a quienes la muchedumbre les perseguía para pedirles consejo.

Hoy, al despertar, abro los ojos y la mente, y vuelvo a una realidad, a un mundo que no es el mío, ni el de muchos que tengáis la paciencia de leer esta reflexión. Pero el futuro no es de ellos, sino nuestro. Todo es volver a empezar; ¿alguien se apunta?

DdA, XVII/4868

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