Celso Miranda
Cuando leí "ancla" en un titular no
pude seguir. He rechazado de plano seguir leyendo, escuchando, debatiendo sobre
algo que hace renegar de nuestra propia naturaleza como seres humanos. Esta
semana, cuando visité la exposición en las instalaciones de la Fábrica de La
Vega llegué a comentar con Isra, uno de los autores de esta obra, y con un
fotógrafo, que nos parecía raro que esta red social no hubiese ejercido censura
sobre la representación gráfica de este trabajo. No tardó un grupo político
municipal en vociferar (nunca mejor dicho) aludiendo a un ataque a la sociedad
cristiana, de la que "todos" formamos parte, a lo que se ve. Hoy la
derecha, en sentido amplio, se manifestará contra los indultos a los presos
políticos catalanes, que es algo así como manifestarse contra el uso de la
política para solucionar los conflictos políticos, más allá del análisis
concreto de la situación concreta, que es el meollo del asunto. La izquierda,
mientras tanto, se venda las heridas del 4M y se reorganiza para afrontar lo
que vendrá, el enésimo intento desestabilizador contra esta legislatura,
considerada ilegítima por quienes gobiernan la mayor parte del tiempo y mandan
siempre. Tanto mandan que se apropian del uso de las palabras. Así, libertad,
hermoso vocablo, es vaciado de su contenido más profundo para encanallarlo
hasta la náusea: libertad para tomarse una caña (que alguien te ha de servir),
libertad para cargarse los chiringuitos políticos y sociales de nuestra ciudad
para ofrecerlos a los mercaderes del templo, referencia cristiana y
anticapitalista a la vez. Libertad para los presos, no. Retorcer las palabras,
retorcer los conceptos, nublar los juicios y las conciencias. Lo único sólido
que rescato de esta semana es la necesidad de intervenir YA en las instalaciones
de la Fábrica de La Vega, que una vez fueron trabajo y vida (y, sí, también
muerte, no me olvido de las contradicciones de crear para destruir) ante el
deterioro que, a ojos vista de las y los ovetenses sensibles, empobrece nuestro
patrimonio. Y la necesidad, sólida, de levar anclas, en pensamiento y en
acción. Levar anclas. Nunca más las anclas. Por favor.
DdA, XVII/4875
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