viernes, 7 de mayo de 2021

LA TRAGEDIA DE COLOMBIA NO TIENE PORTADAS



Félix Población

Desde el pasado 28 de abril se están convocando en Colombia grandes manifestaciones populares en contra de la reforma tributaria aprobada por el Gobierno de aquel país. Frente al malestar y protesta expresados por la ciudadanía, la represión por parte de las fuerzas policiales debería ser noticia más relevante en cualquiera de nuestros medios de comunicación.

Entre la citada fecha y el 5 de mayo se han registrado más de 1.700 casos de violencia policial, con casi 400 víctimas de violencia física contra los manifestantes, 31 víctimas mortales (podría ser más) y 10 víctimas de violencia sexual. La Defensoría del Pueblo ha registrado en esos ocho días hasta 87 quejas por presuntas desapariciones durante las protestas. 

A esa auténtica tragedia sin la repercusión noticiosa que debería merecer en los diarios españoles, se une el silenciamiento que durante años también se registra acerca de la situación política y social en aquel querido país, con el que algunos españoles estamos familiarizados por conocer a personas que un día lo dejaron en busca de una vida mejor y residen en el nuestro. 


Colombia es el cuatro país de aquel continente con mayor número de fallecimientos por Covid-19 después de Estados Unidos, Brasil y México, con solo un 4 por ciento de la población vacunada y un Gobierno que se niega a respaldar la liberación de las patentes de las vacunas. En 2020, Colombia registró el 42,5 por ciento de su población en condición de pobreza monetaria, con algo más de un 15 por ciento en situación de pobreza monetaria extrema. En Colombia, tras la firma de los acuerdos de paz de 2016 que pusieron fin a un largo periodo de guerra (desde 1960) entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC) se contabilizaron entre 700 y 1.100 asesinatos de personas defensoras de los derechos humanos, cifras que varía según la fuente (ONGs o instituciones gubernamentales). 

En medio de este desolador panorama, la reforma tributaria emprendida por el Gobierno de una derecha que se opuso en su día a los acuerdos de paz pretende, según Boaventura de Sousa Santos, aumentar el número de personas declarando y pagando impuestos, al dictado del Fondo Monetario Internacional, algo que por fuerza iba a ocasionar la protesta popular en uno de los países más desiguales de América Latina. Tal reforma se uniría a un sistema tributario que ya registra demasiadas concesiones en favor de los contribuyentes más potentados.

Resulta obvio añadir la repercusión mediática que tendría una violencia represora como la que se está dando en Colombia si eso ocurriera en la vecina Venezuela o en Bolivia. Entre lo que leeríamos, veríamos y escucharíamos en tal caso y la "discreción" con la se está tratando la actual tragedia popular colombiana encontramos, una vez más, el verdadero y deplorable perfil del periodismo español. Decir asco es poco, por más costumbre que tengamos al asco. 

     DdA, XVII/4839    

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