jueves, 6 de mayo de 2021

AYUSO Y EL "DISCURSO SOBRE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA"


Octavio Colis

Es más fácil engañar a las gentes que convencerlas de que han sido engañadas (creo que fue Mark Twain quien dijo algo así). ¿Cómo es posible que tantas personas en Madrid estén convencidas de que la política que propone una sanidad pública, educación publica, transportes públicos, impuestos justos, gestión transparente, sea peor para ellas que la que ofrece privatizar todo lo público progresivamente y entregárselo a las grandes empresas para que lo gestionen en beneficio de las corporaciones que quieren gestionarlas, y no en el de la gente? No lo sé, y aún entiendo menos que grandes masas trabajadoras y desheredadas se entreguen voluntariamente a los gestores de las empresas privadas que se convertirán en dueñas de su triste destino sin sanidad, educación, o transportes públicos.

En el último tercio del siglo XVI, el joven Étienne de La Boétie escribió y publicó “Discurso sobre la servidumbre voluntaria”, en el que analiza las razones de esa sumisión. En ese libro, La Boétie sostiene que el poder absoluto que triunfa no es el que fuerza la obediencia y confianza de las masas en el pequeño grupo que propone explotarlas, sino que mantiene que el poder se consigue cuando toda esa servidumbre es voluntaria. Cualquier poder no puede dominar y explotar de manera sostenible a una sociedad sin la colaboración de los dominados y explotados, sin su complicidad activa.
¿Cómo es posible que la campaña de Ayuso haya estado presidida por el lema: “Libertad o comunismo” y haya calado? Claro que el lema no especifica “libertad para quién y para qué”, ni sus entusiastas servidores se lo preguntan. Algunas personas hemos entendido ese lema como: “Dadme libertad para actuar y detendremos a quienes quieren entregársela a los que proponen convertir Madrid en La Habana o Caracas”.
En la campaña política, los que solicitaban esa servidumbre voluntaria no explicaban cómo conseguirían mejorar la vida de los que tienen un futuro cada vez más empobrecido. Simplemente aseguraban que si les otorgaban libertad de acción, a través del voto, el estado de las cosas mejoraría para todos. La Boétie no analiza en su libro las razones personales de cada sirviente para ser cómplice de quien le explota, pero mucho tiempo después, Freud si se adentró en la razones del inconsciente personal para entregarse a la servidumbre de la fe. La fe no se mantiene con razones, se mantiene con estímulos del ideal complejo. La fe es ideal, el socialismo es material. Y la simple palabra “material” y “materialismo” se ha convertido en un tabú que sólo se explica como "lo interesado que a mí no me interesa”, igual que la palabra “relativo” se ha convertido en “dudoso”, en lugar de lo que significa: que tiene relación. Ayuso ha sabido manejar los neosignificantes de las palabras libertad, relativo y materialismo para conseguir la fe de los que le votan.
Ella parte de ese discurso en el que es más fácil engañar con la eternidad ideal en la residencia celestial tras la muerte, que aceptar que sólo hay un mundo, éste mundo, y una sola vida, trasladándolo a este rincón del mundo en el que vivimos, Madrid.
Pero después de este fuerte golpe tendremos que levantarnos y seguir caminando hacia ese lugar en donde nuestra libertad sea inapropiable; y con la determinación de volver al camino ya me siento mejor, porque hoy mismo recomenzaré ese viaje materialmente, no ilusoriamente. Y, por otra parte, ¿cuándo lo hemos tenido fácil?

DdA, XVII/4838

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