Félix Población
Trabajaba
yo a finales de los ochenta y primeros de los noventa al frente de un gabinete de prensa
ministerial relacionado con la música y
las artes escénicas, cuando, con ocasión del cambio de titular, se me puso en la calle sin mediar
más argumento que la decisión de aquel
reconocido actor y director teatral de tener
a su vera a una persona de su confianza, aunque ni siquiera me dieron esa explicación. Eso ocurre a menudo
en el mundo de la administración pública
y no quiero que se malinterprete esta observación como un resentimiento
personal hacia quien, por otra parte,
merecía y merece toda mi estima personal y profesional como hombre de teatro.
Traigo
esto a colación porque de esa etapa de mi vida arrancan los relatos que se integran en este libro,
como consecuencia del tiempo de ocio
forzado que me dispensó esa suspensión temporal
en mi trabajo como periodista. Todo empezó con un premio de un millón de pesetas —libre entonces de
impuestos—que me otorgó Tabacalera
Española por un relato humorístico sobre el
tabaco. Es seguro que nunca volveré a tener la oportunidad de ganar un premio de esa dotación por apenas
tres páginas de texto.
Aunque el pequeño relato no figura en este libro, tuvo su importancia como inicio de mi participación literaria en unos cuantos certámenes, con algunos otros premios más de cierta entidad, tanto de relatos como de novela corta. Dejé de participar en ese tipo de competiciones cuando llegué a finalista en una convocatoria de novela larga, bastante bien dotada, de cuyo fallo me llegaron por vía indirecta los suficientes indicios como para desestimar mi continuidad en esa misma trayectoria, sobre la que pesan demasiadas y creo que justificadas suspicacias.
Una
vez dicho lo anterior, a fin de situar cronológicamente la data de estos Cuentos sin cuento, he reconsiderado antes de publicarlos que
posiblemente —si ahora retornara al relato corto— mi estilo narrativo no sería exactamente el
mismo. No lo serían tampoco quizá los asuntos sobre los que centrase mi
atención. Como se leerá en los
diecisiete relatos que integran esta edición, hay en su contenido no pocas referencias a los
marcos geográficos, escénicos y familiares en donde se desarrollan algunas historias,
casi todas dirigidas —con unos años de
antelación— a quien poco después
ocuparía muchas de mis horas tutelares en una aldea de la provincia de Salamanca. Por importarme
sobre todo que mi hija frecuentara desde
muy niña las letras y las artes, y tuviera
también noticia de los años en que la niñez no tenía ni mucho menos el confortable entorno de la suya,
redacté alguno de los cuentos que
figuran en el índice.
Por eso hay en este libro algunos homenajes obligados a quienes nos precedieron en la vida y no la tuvieron nada fácil, como les ocurrió a tantas familias modestas, así como algún relato relacionado con la política de la Transición en España y un par de ellos más de carácter histórico, fruto de mi interés por la literatura provenzal y por el reinado de Fernando VII. Un periodo este que fue decisivo en la historia de nuestro país y que por la felonía del monarca marcó en buena medida nuestro desastroso siglo XIX, culminado ya en el XX —luego de tres guerras civiles—, en el más sangriento episodio de nuestra historia: la masacre de 1936- 1939, seguida de una ominosa dictadura. Algún relato sobre el escenario de esta última y sobre el régimen derrocado a sangre y fuego hay también en el libro.
Espero
que quienes tengan la oportunidad o la azarosa circunstancia de leer estos
relatos, sean indulgentes con el autor y
comprendan su necesidad de rescatarlos para la imprenta y ofrecerlos en
un libro, siquiera sea como compendio de aquel tiempo de concursante literario. Si al abrir sus
páginas consigo que haya algunos
lectores a los que puede servir de entretenimiento, me sentiré satisfecho, sobre todo porque en su
mayoría se trata de historias sin
cuento, cuyo contenido obedece a recreaciones de la realidad vivida, observada o contada, con esa
incursión apuntada de dos fabulaciones sobre un determinado escenario
histórico.
El
interés y sazón que pueda contener este libro queda a expensas de quienes hayan
tenido la amabilidad de leer esta breve
introducción y el generoso y preciso prólogo de mi querido amigo y
colega Félix Maraña, y dispongan de ánimo y curiosidad para proseguir con el primero de los relatos,
por ver al menos si su asunto y prosa no
les defraudan.
*Editorial Círculo Rojo, abril, 2021
DdA, XVII/4836
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