sábado, 24 de abril de 2021

HISTORIA DE LOS TRANVÍAS DE GIJÓN


Amadéu Benavente

Por muchas razones queremos dedicar un álbum de «Gijón a través del tiempo» a la historia de los tranvías de Gijón: por el recuerdo y la añoranza de quienes los conocimos, por agrupar el extraordinario volumen de imágenes que ilustran sus años de vida, por el deseo de las nuevas generaciones de saber, de aprender, de profundizar en su historia, o por la necesidad de aportar elementos de reflexión sobre la movilidad urbana, asunto de plena actualidad en nuestra villa. Los textos que hoy comenzamos a publicar en breves artículos periódicos están basados en un gran trabajo del catedrático de Geografía e Historia Ramón Alvargonzález, director de la Fundación Alvargonzález, publicado en 1985 en la revista Ería del Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo, y corregido y ampliado en su libro «Los Tranvías de Gijón» (1990). Con el consentimiento del autor iremos haciendo un extracto de su obra.

Hace 131 años, en fecha relativamente temprana (1890), comenzó su andadura en Gijón un nuevo medio de transporte colectivo: el tranvía. El primero de España había sido inaugurado en Madrid en 1871 y Gijón –la ciudad asturiana donde las actividades económicas surgidas de la revolución industrial alcanzaron mayor diversificación y complejidad– no quiso dar la espalda al progreso. El trazado de la red, de unos 15 km de recorrido, culminó en 1905. Su estructura radial estaba formada por tres líneas que partían hacia La Guía y la parroquia de Somió, la primera, cruzando los espacios residenciales y de ocio del Ensanche; hacia El Musel a través de La Calzada la segunda; y la tercera, la línea del Llano, que avanzaba en dirección sur buscando dar servicio a los barrios industriales y obreros.
Hasta 1909 el sistema de tracción utilizado fue el de sangre, lo que condicionaba la capacidad de transporte de la red y las características de la explotación. Aquel año, tras la formación de una sociedad con participación de capital belga, se transformó la red gijonesa instalando la energía eléctrica. Los mayores volúmenes de tráfico se produjeron en la posguerra, durante la Autarquía, pero los elementos de explotación ya estaban fosilizados, siendo su renovación imposible por la carencia de repuestos en los mercados nacional e internacional, este último cerrado a consecuencia del aislamiento padecido tras la guerra mundial. ¿Qué causas explican la desaparición de los tranvías gijoneses en 1963? Fueron principalmente estas cuatro: la caducidad de las concesiones, el deterioro de los elementos de la red, la falta de agresividad empresarial de la Compañía de Tranvías y la voluntad del Ayuntamiento de sustituirlos por un servicio municipalizado de autobuses, ya implantados parcialmente en Gijón desde diez años antes. Confiamos en que la historia que hoy comenzamos, narrada también en asturiano, sea del agrado de todos.

DdA, XVII/4828

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