Félix Población
Llevamos ya más de un año sin que nos podamos dar abrazos. No
sabemos en qué fecha recobraremos el abrazo, pero más de un año sin abrazos es
mucho tiempo en nuestra vida mamífera. Tampoco sabemos de qué modo está
repercutiendo su ausencia en la esencia de nuestra humanidad, pero yo creo que
estamos empezando a notarlo y el grado de deterioro mental podría llegar a ser
importante.
Los abrazos
están tan cerca del aliento que fueron prohibidos mientras el virus de la
corona habitara entre nosotros. Hasta que el contagio no sembró con más de tres
millones de muertos el planeta, la gente se llenaba de abrazos sin reparar en
lo que podría ser un mundo sin ellos.
Ese mundo ya
lo tenemos entre nosotros, hasta el punto de que nuestras vidas parecen estar
haciéndose a ello como si formara parte de una nueva rutina. ¿Volveremos a los
abrazos con el entusiasmo que esta larga ausencia debería provocar en quienes
no dejamos de echarlos de menos? Sería lo más propio de nuestra mamífera
condición después de tanto tiempo.
Habría que
recuperar el abrazo, cuando pueda ser, con un incremento notable de su valor,
dándonos cuenta de lo mucho que nos faltaba cuando nos faltaba y de lo mucho
que nos llenará cuando vuelva. Ojalá fuéramos capaces de esto, porque de una
humanidad con esa capacidad de reparación y reconsideración se podría esperar
mucho.
Lo que nos
tocaría, después de que nuestros ancianos de la guerra y la posguerra -los que
hicieron este país con su trabajo en tiempos de represión y miseria-, murieran
abandonados en la residencias sin el abrazo de los suyos, es sembrar la tierra
de abrazos frente a quienes la entienden como un territorio de dominio y
codicia, a esquilmar y arrasar sin límite. Hay que sembrar el planeta de
abrazos para que no muramos.
DdA, XVII/4823
1 comentario:
Volveremos a celebrar el abrazo, amigo. A los que ya no están y no pudimos abrazar en esos momentos finales, los tenemos vivos en el recuerdo. A ellos y a todos los que queremos y ya se han ido a formar parte del Universo. Mientras no olvidemos, seguirán estando.
Abrazos, Félix. Paciencia también. Pero abrazos.
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