Félix Población
Con ocasión del
nonagésimo aniversario de la instauración de la segunda República en España, el
próximo 14 de abril, y a poco menos de un mes de unos importantes comicios
autonómicos en la comunidad de Madrid, me parece adecuado traer a colación el
texto de una octavilla editada en la imprenta Gutemberg de Guadalajara el 31 de
mayo de 1931.
El texto lleva por
título “Mandamientos republicanos” y en el mismo se comprenden los siguientes: El
primero, amar a la Justicia sobre todas las cosas; el segundo, rendir culto a
la Dignidad; el tercero, vivir con honestidad; el cuarto, intervenir rectamente
en la vida política; el quinto, cultivar la inteligencia; el sexto, propagar la
instrucción; el séptimo, trabajar; el octavo, ahorrar; el noveno, proteger al
débil; el décimo, no procurar el beneficio propio a costa del perjuicio ajeno.
Los dos primeros
mandamientos están glosados tal que así en el propio texto: “Quien ama la
justicia sobre todas las cosas no hace daño a nadie; respeta los derechos ajenos
y hace respetar los propios. Quien rinde culto a la dignidad, se lo rinde a la
libertad y a la igualdad; ni avasalla a nadie, mí por nada se deja avasallar;
ni reconoce primacías innatas, ni acata privilegios infundados”.
Por resultar obvias las
explicaciones de la mayoría de los restantes, sólo me parece destacable
resaltar el octavo, donde se preconiza consumir menos de lo que se
produzca, “para crecer así los bienes de la Patria y de la Humanidad”, y el
décimo, que veda todas las explotaciones del hombre por el hombre, y todas
las protecciones legales consistentes en aumentar los provechos de unos a costa
de los bienes de otros.
Es de resaltar que el impreso
lleva por antetítulo “A todas las buenas personas”, una dedicatoria que creo
también podría ser la indicada para llamar ahora a la participación en las
urnas el próximo 4 de mayo, al objeto de impedir que las derechas en alianza
reaccionaria puedan gobernar en la comunidad de Madrid. A las buenas personas
se dirigía aquella República de esperanza contra la que la que las derechas más
retrógradas conspiraron y se aliaron desde bien pronto para acabar con los
derechos y libertades del régimen del 14 de abril de 1931.
Las buenas gentes son
algo fundamental en la encarnadura y regeneración social de cada época. La
nuestra lo está necesitando cada vez con más apremio. En plena pandemia y con
una acuciante crisis sanitaria y social, un partido de extrema derecha acaba de
mostrar en la Plaza Roja de Vallecas su estrategia provocadora, la misma que
partidos de similar pelaje tuvieron en el más negro pasado y también en
nuestros días en otros países
europeos.
El próximo 24 de mayo
se cumplen ochenta años del fusilamiento por la dictadura franquista del doctor Juan
Peset,
pionero en Europa en la lucha contra los virus y bacterias. Hace unos días, un
diputado de Vox celebró el cambio climático en el Congreso porque según su
criterio así habrá más calorcito y se evitarán las muertes por frío. Parece muy
apropiado, por lo tanto, que los vecinos de Vallecas hayan desinfectado su
Plaza Roja al día siguiente de la actuación turbulenta de Vox.
Lo que toca el 4 de
mayo es sanear la democracia. Para eso es preciso que todas las buenas personas
suscriban con su voto la esencia de esos mandamientos republicanos.
*Artículo publicado en La última hora
DdA, XVII/4815
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