martes, 27 de abril de 2021

EL PROFESOR GEORGES NIVAT EN LA DACHA DE BORIS PASTERNAK


Félix Población

Hay algo que me llamó sumamente la atención en el magnífico documental que sobre la novela de Boris Pasternak El doctor Zhivago (La mentira ardía, título inicial) ofrece estos días Arte TV. La película francesa, de una hora de duración, se realizó en 2018, bajo la dirección de Nino Kirtadze, y tiene entre otros intervinientes no solo a los familiares descendientes del autor ruso, sino a quienes sirvieron de enlaces de Pasternak para que su obra fuera publicada en Europa, habida cuenta la imposibilidad de hacerlo en la Unión Soviética. 

Cuando esto ocurrió, el escritor fue duramente criticado en la URSS, pero el libro obtuvo una gran acogida en los veinte idiomas a los que fue traducido, hasta el punto de lograr que la Academia Sueca le concediera a su autor el Premio Nobel de Literatura en 1958. El éxito editorial se amplió aún más después del film del mismo título, dirigido por David Lean en 1965. El documental sobre la novela da cuenta de la intervención que tuvo la CIA para servirse del éxito literario de la obra como caballo de Troya en contra de la Unión Soviética en el periodo de la llamada guerra fría con Estados Unidos. La agencia de espionaje norteamericana realizó en 1959 una edición de bolsillo de libro (Operación Zhivago), con letra muy pequeña, que se introdujo en los hogares rusos y fue leída de mano en mano.

Aun siendo muy interesante y entretenido el desarrollo del film y las meditaciones que Pasternak escribió a propósito del acoso al que fue sometido en su país cuando ya se encontraba enfermo, con insultantes ataques a su persona por parte de la máximas autoridades soviéticas y la posibilidad de acabar en Siberia, lo que más me ha conmovido de El dosier "Doctor Zhivago" ha sido la presencia en el documental  de un profesor de las universidades de Génova y Toulouse, historiador de la literatura rusa y biógrafo de Alexander Solzhenitsyn.

Georges Nivat (1935), amigo del escritor, al que Arte TV invitó para que visitara la dacha de Boris Pasternak muchos años después de su primera presencia allí en 1956, nos ofrece un testimonio de intenso valor humano acerca de la trascendencia del autor y su obra en la memoria de quienes se dedican profesionalmente al arte y la cultura. Al anciano profesor se le escucha hablar de su amigo en el coche que lo traslada al lugar del reencuentro con sus recuerdos, pero cuando avanza hacia la casa por el jardín entre abedules, recordando las veces en que vio al poeta cultivar patatas, hay un momento en que Nivat se detiene y les dice a los cámaras con los ojos húmedos por la emoción: Paremos aquí, volvamos

Lo primero que hice después de vistas esas pocas secuencias y una vez concluida la proyección del film con la banda sonora de la popular película -la vi de adolescente con mi madre en el cine Robledo de Gijón-, fue escribirle al profesor francés: Cher professeur, profondément ému par votre émotion devant la datcha de Boris Pasternak (Art TV), j'aimerais avoir vos mots pour exprimer cette émotion, car je dois beaucoup au livre de l'écrivain russe. Cordialement.

Quizá no me conteste, pero la emoción de Georges Nivat tiene muchas más palabras que las que expresó glosando la obra de su amigo: La suya fue una victoria sobre la mortificación del mundo, había dicho. Así de trascendente es el poder de la palabra. Y también, el de la emoción que incapacita para la palabra cuando afloran las lágrimas.


       DdA, XVII/4830       

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