José María Martín Medem
El enfrentamiento entre la Organización
Mundial del Comercio y la Organización Mundial de la Salud confirma la codicia suicida de la complicidad de los gobiernos más
poderosos con la arrogancia de las multinacionales farmacéuticas.
Hasta la BBC lo denuncia. Es el apartheid de las vacunas. De los doscientos millones de
vacunas distribuidas hasta febrero, el 75% lo han acaparado los diez países que
dominan el escenario mundial, empezando por Estados Unidos y la Unión Europea.
Ni una sola vacuna para los 2.500 millones de habitantes de los 130 países con
menos recursos.
Una codicia suicida porque,
como advierten los expertos consultados por la BBC, para vencer a la pandemia resulta imprescindible una respuesta global con
la vacunación en todo el planeta.
La India y Suráfrica reclaman que se
suspendan temporalmente los derechos de las patentes para producir en todo el
mundo y en mejores condiciones la cantidad de vacunas necesarias para que sean
accesibles sin exclusiones. Sin apartheid.
La Organización Mundial de la salud propone un gran acuerdo
internacional para compartir voluntariamente los conocimientos y la propiedad
de las patentes.
Estados Unidos, la Unión Europea, la
Organización Mundial del Comercio y la Federación Internacional de Productores
y Asociaciones Farmacéuticas se oponen a esas dos iniciativas de solidaridad global. Argumentan que los privilegios de la propiedad intelectual de las
patentes son necesarios para incentivar la inversión comercial
en la investigación y el desarrollo de las vacunas. Pero ocultan lo que ha
denunciado la prestigiosa revista médica The Lancet, que las cinco mayores
farmacéuticas han recibido 10.000 millones de euros de financiación pública.
A cambio, los gobiernos con más poder se han asegurado los contratos para
acaparar las vacunas.
El enfrentamiento de la OMC con la OMS
en plena pandemia confirma la codicia de los privilegiados para imponer los
beneficios del comercio sobre la solidaridad imprescindible para proteger la
salud de las inmensas mayorías. Codicia suicida porque si
no nos vacunamos todos, a todos nos devorará la pandemia.
La última hora DdA, XVII/4800
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