Celso Miranda
Celso Miranda
Yo no me reiría de Toni Cantó. Lo sucedido en los últimos días en la política española anuncia un cambio de ciclo, una recomposición del tablero político buscando la vuelta al viejo bipartidismo. El fichaje "estrella" de Cantó por parte de la candidatura del PP, que navega bajo bandera pirata a golpe de talonario en medio del desfile de su cúpula histórica por los micrófonos de la Audiencia Nacional, es muy ilustrativo. Todos van a por los votos de Ciudadanos. Los restos del naufragio de la nave naranja, aupada por el IBEX 35 en un contexto de crisis del bipartidismo como vacuna antipodemos, serán clave en la batalla de Madrid y en la guerra posterior para decantar la balanza a uno u otro lado. De ahí el abrazo del oso de Gabilondo (oso de peluche, todo hay que decirlo) e incluso de los guiños de la domesticada izquierda madrileña de Más Madrid, errejonismo sin Errejón. Gabilondo, como Pedro (el santo y el presidente del gobierno), niega tres veces y las que hagan falta a Pablo Iglesias, el demonio redivivo con el que nunca hay que pactar. ¡A ver si van a joderle la siesta al dormilón candidato madrileño del PSOE para lo que resta de legislatura! Yo no me reiría de Toni Cantó, entre otras cosas porque se ríe más él de nosotros, en triple salto mortal. Cambiando de ideología, de partido y de Comunidad Autónoma, parece haber entendido mejor que nadie de qué va esto. El teatro de la política.
PD: por el rabillo del ojo he visto como el ex ministro griego Varoufakis avisa a los países del Sur de Europa de que la flexibilidad en el control del déficit público durará lo que le convenga a Alemania. ¡Lo que nos vamos a reír con gobiernos patrios dóciles a la UE cuando vuelvan a apretarnos las tuercas austericidas!
DdA, XVII/4800
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