La tribu de los tertulianos está formada por individuos que se consideran a sí mismos con autoridad y conocimientos suficientes para ilustrarnos sobre cualquier asunto. Al decir cualquier asunto, lo digo en serio, y me refiero a cualquier cosa que se relacione de manera próxima o remota con la galaxia a que pertenecemos. El tertuliano no posee ciencia infusa, sino profusa y, en consecuencia, nada se resiste a su análisis, así que se pasa la vida transitando de emisora en emisora, de plató en plató sin parar de emitir dictámenes sobre el avance imparable de la nanotecnología, la pubalgia de Messi , el sí es sí, el no es no, la escasez de vasectomizados entre los sindicalistas escandinavos o lo que se le ponga por delante.
A veces se produce una cohabitación entre el tertuliano y otro espécimen de nuestro habitat: el cuñado. La diferencia fundamental entre el tertuliano y el cuñado, es que el último tiene un amigo íntimo que es mecánico y le soluciona instantáneamente los problemas con el coche, conoce más recetas que nadie hechas con los aguacates y recita de memoria la clasificación de los vinos de las principales bodegas desde 1961. Ese encuentro íntimo entre cuñado y tertuliano da lugar a una especie híbrida todavía más temible y que reúne en su persona las singulares características de ambos: el tertuñado.
Recordadlo y protegéos : No vinimos al mundo a luchar contra los elementos.
DdA, XVII/4781
1 comentario:
La telebasura esta cargándose miles de cerebros en España
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