Paco Faraldo
Se
cumplen 100 años desde la fundación del partido comunista portugués (PCP) y se
multiplican las celebraciones por todo el territorio, con cierta sordina debido
a la situación sanitaria. Cuando la experiencia de la “geringonça” parece
entrar en hibernación, el partido se enfrenta al desafío inaplazable de renovar
su dirección, rejuvenecer su militancia y adaptar el mensaje y la acción a las
característica de una clase obrera que tiene ya muy poco que ver con la de
1921.
El PCP, fue
la principal -casi la única- fuerza movilizadora de la población contra la
dictadura de Salazar, y el partido con más presencia entre los militares de MFA
que llevaron a cabo el 25 de abril del 74. Después de la revolución, su
disciplina organizativa y su buena gestión en la administración local,
contribuyó a proporcionarle una influencia que siempre ha estado muy por encima
de su representación parlamentaria. Por el camino, durante estos cien años, se
ha ido dejando una considerable cantidad de muertos y encarcelados que hacen de
su historia un relato muy similar al de su homólogo español.
Alvaro Cunhal ocupa un lugar preeminente en la historia del PCP. Fue su secretario general durante parte del salazarismo y a partir de la revolución pero, además, es uno de los personajes que aúna una rara capacidad política con una sobresaliente calidad intelectual. Pintor y escritor notable, ahora se edita en Estados Unidos una de sus mejores novelas -La estrella de seis puntas- que es la que ilustra este comentario. Sus libros y obra pictórica y gráfica está editada en su totalidad por la editorial Caminho. En España se proyectó “Cinco dias e cinco noites” un largometraje de José Fonseca e Costa basado en la obras del mismo título de Álvaro Cunhal, siempre bajo el seudónimo de Manuel Tiago.
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