Félix Población
No fue noticia antes de que tuviera lugar el acto institucional celebrado en el Congreso con motivo del cuadragésimo aniversario 23-F, al objeto de que Felipe VI honrase la memoria de su padre y reforzara en lo posible una institución a la baja. Habría quedado muy feo saber entonces lo que luego supimos: que el rey emérito defraudó más de cuatro millones de euros a Hacienda, por lo que fue precisa la regularización fiscal correspondiente por unas rentas que ascendían a más de ocho millones.
Se trata, por ahora, de la segunda regularización desde el pasado mes de diciembre (van más de cinco millones de euros) y lo que glosó Felipe VI en vísperas del evento aludido fue la actitud “determinante” de su padre “para la defensa y el triunfo de la democracia”, una declaración que habría perdido buena parte de su encanto literario si en las portadas de los medios de información se hubiera conocido en vísperas lo que luego fue noticia relevante.
En esta ocasión, las rentas del ex Jefe del Estado lo son en concepto de muchos y altos vuelos en una compañía de jets privados, pagados hasta 2018 por la fundación Zagatka, propiedad de Álvaro de Orleans, a fin de que el rey se encontrase con su querida Corinna. El primo del Juan Carlo I -según leímos- justificó su mediación por una tradición familiar de amor a la monarquía.
Esta misma semana del cuadragésimo aniversario del 23-F para honrar al ex Jefe del Estado huido por presuntos delitos de corrupción, y de que los medios cortesanos reprochasen a Pablo Iglesias que no aplaudiera a Felipe VI en ese acto institucional, el Congreso rechazó a continuación acabar con la inviolabilidad del rey y retirar el aforamiento a su padre con los votos del Partido Socialista, Partido Popular, Vox y Ciudadanos. La propuesta de Esquerra Republicana solo obtuvo 74 votos a favor.
La semana ha permitido sacar conclusiones sobre la Corona, aunque siga pendiente de dilucidar -por imposibilidad legal para hacerlo- el papel que le tocó al rey padre en aquella vergonzosa jornada que empezó algunas semanas antes de la fecha, cuando Adolfo Suárez dimitió como presidente del primer gobierno democrático después de la dictadura: "Como frecuentemente ocurre en la historia -dijo entonces Suárez con la tensión reflejada en su rostro-, la continuidad de una obra exige un cambio de personas, y yo no quiero que el sistema democrático de convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la historia de España".
No puedo dejar sin mención, puestos a citar frases de ex presidentes del Gobierno, una que ha sido reciente titular destacado del adelanto de la entrevista que se emitirá este domingo por La Sexta entre con José María Aznar, el de las Azores, y Jordi Évole: “Si el que representa a una institución no cree en ella, por qué van a hacerlo los demás”.
Cabe por lo tanto decir que aplaudir a esa institución, en estas circunstancias, es mucho más incoherente que no hacerlo y que, como señaló la presidenta del Congreso en el mismo acto de exaltación de quien ha demostrado no respetarla -según Aznar-, la monarquía "no es condición de posibilidad de la democracia". Antes al contrario, se está convirtiendo en un problema para que esta democracia deficitaria crezca y profundice en los valores que la deben hacer respetable para todos.
PS1. Anteayer, por cierto, casi medio siglo después de su muerte, fue retirada en Melilla la última estatua de Franco, para honra de un dictador y deshonra de una democracia.
PS2. Dice Pilar Eyre que el rey padre no volverá a España. Lo doy por cierto y puede que tengas consecuencias para la Corona.
*Artículo publicado en La última hora
PARA PRESTAR ASISTENCIA A LAS MONARQUÍAS EUROPEAS
DdA, XVII/4777
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