EL BATRACIO DE LA LUPARA

Lazarillo

Mi estimada amiga  Lourdes Prieto ha tenido a bien adaptar las características del anfibio anuro más tóxico del planeta, que no es otro que la rana venenosa de dardo (la dendrobatidae), a la verba de un conocido comunicador de la radio en España, al que el partido más corrupto de Europa -según denuncia de su extesorero desde presidio- compensó con una substanciosa dotación económica a fin de que sostuviera ante los micrófonos de la emisora de la obispalía la conspiranoica vinculación de ETA con los atroces atentados del 11 de marzo de 2004. ("Lo teníamos en nómina por 140.000 euros"). Seguro que para identificarlo no hace falta ilustrar lo que sigue con la jeta del batracio de la lupara, cuyas amenazas de muerte fueron consentidas por la justicia. Aunque haya hecho escuela del odio en otros medios de comunicación, además de aquel en el que se inició con la bendición de los respetables monseñores, me parece más constructivo ofrecer la imagen  del peculiar anfibio, acompañada de la concisa transcripción del texto que lo describe, con los precisos paréntesis que hacen al caso:

"La subespecie azul (Dendrobates azureus) habita cerca de las fuentes (de financiación), pasa la mayor parte de su tiempo despierta y se desplaza dando brincos cortos. Dedica su vida a llamadas, persecuciones e incesantes luchas (a diestro, siniestro, contra el sexo contrario y contra su propio sexo). Es muy territorial y agresiva, tanto con su propia especie (véase "Maricomplejines") como hacia otras. Su alta toxicidad se debe aparentemente al consumo de un tipo determinado de sustancias (prebendas extraídas de fondos públicos) cuya deglución la convierte en una de las criaturas más venenosas de la Tierra. A pesar de que las ranas venenosas no son endémicas en Europa, en España es posible encontrar algunos ejemplares introducidos como mascotas que, sí se mantienen bien alimentadas, permiten impregnar con el veneno de su piel las puntas de flechas o dardos que luego se lanzan contra todo y contra todos (a través de los medios de comunicación mercenarios)".

       DdA, XVII/4755