Juan Ignacio González
LA HISTORIA OCULTA DE JOSÉ ANTONIO
HOY HABRÍA CUMPLIDO 88 AÑOS
«Dejemos ya sentado que esto no es un poema».
(Joaquín León)
Él siempre había querido vivir como una alondra,
buscando entre los árboles las ramas de los
nidos
y construir su casa, como una madriguera,
al pie de esperanza.
Dignificó su nombre hasta el último aliento,
ese, que exhaló asido de mis manos
cuando emprendió su viaje hacia una nada
impuesta.
Su memoria perdida se quedó en las canciones
que aún acierto a entonar cada mañana.
Y recorro sus pasos leyendo las postales
que enviaba al buzón de todos sus destierros
(aún las conservo todas).
En el fragor del frío, recuerdo los carámbanos
colgando de su ropa en los tendales
de una patria distante entre la bruma,
las hogazas del pan sobre la mesa
que siempre repartía
como un ceremonial entre sus hijos.
Algunas madrugadas, dejaba unas monedas
en la vieja mesita de nuestro dormitorio.
Con ellas compré todos los sobres de soldados,
los chicles de Bazooka, los cromos de Tintín,
y un pequeño cuaderno,
donde los garabatos de la infancia
se fueron, con el tiempo, tornando estos poemas.
DdA, XVII/4774
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